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RAFAEL ORTIZ: “ARCO HA SIDO Y ES NUESTRO GRAN ESCAPARATE”
por Alberto Arenillas Publicado el 25 de Febrero de 2016

ARCO celebra en esta edición su 35 aniversario y la sevillana Galería Rafael Ortiz acude como cada año a la cita anual más importante del arte contemporáneo en España. Es ya una galería clásica en la feria madrileña y vuelve a ser una de las dos únicas presencias galerísticas andaluzas. Sobre todo esto y mucho más mantenemos una conversación con Rafael Ortiz, director junto a Rosalía.

Alberto Arenillas. En una semana capitalizada por ARCO y tras muchas ediciones ya participando. ¿Qué significa ARCO para Rafael Ortiz?

Rafael Ortiz. Es media vida allí, es que son ya más de treinta años de presencia ininterrumpida en ARCO. No solo para nosotros, sino para toda la familia de galeristas de este país, ha sido importantísimo y lo sigue siendo. Hay que pensar que ha sido y es nuestro gran escaparate. Tener una galería en Sevilla, Valencia o Burgos con cierta repercusión siempre ha sido difícil y ahí Arco ha contribuido mucho. Era el punto de encuentro con tus clientes, con tus colegas, donde ponías en valor el trabajo de tus artistas o descubrías artistas en otras, era algo muy activo y necesario para nosotros. También lo era para los coleccionistas, el sitio para ver el panorama, no solo de España. En Arco siempre ha habido mucha presencia internacional, de la cual todos nosotros hemos aprendimos mucho, al poder confrontarnos de forma directa.

A.A. No olvidemos que en esta edición se celebra el 35 aniversario de una feria impulsada por Juana de Aizpuru, que comenzó su trayectoria artística en Sevilla. En su opinión, ¿qué ha supuesto Sevilla para el arte contemporáneo español?

R.O. Efectivamente, la posterior trayectoria de Juana se forjó en sus años en Sevilla. Después, con Arco se va a Madrid, que entre la propuesta de Juana y el empeño de Adrián Piera, supieron sacarlo adelante.

Pero el papel de Sevilla no viene solo a raíz de eso, ni mucho menos, ya que siempre ha habido aquí muy buenos artistas. Como ejemplo Patricio Cabrera, con el que trabajábamos ya antes de la primera edición de Arco, estando él todavía en la Escuela de Bellas Artes. Eso es una prueba de la cantera impresionante que siempre ha habido, el arte andaluz y español ha sido potente, pero hoy, por un motivo u otro, está como depreciado. No sé porque, quizá porque no estamos en las escenas adecuadas, pero no cabe duda de que hay artistas potentes desde siempre. Sí es cierto que casi todos en algún momento determinado se han tenido que marchar, como es el caso de Carmen Laffón, Luis Gordillo, Jaime Burguillos, Manuel Barbadillo y otros muchos. Ahora ha pasado lo mismo con Juan del Junco, Miki Leal, etc. y muchos artistas andaluces que actualmente se van a Madrid y a otro países. Aquí nacen creadores muy buenos, de una calidad fantástica en su trabajo, pero desgraciadamente su foro quizá no sea este. Reflejo de ellos es que nosotros llevamos toda la vida aquí, pero ahora trabajamos casi más fuera de Sevilla.

A.A. ¿Cómo ha evolucionado su galería y usted mismo como galerista en estas tres décadas?

R.O. Pues muchísimo, y es que esto es sumar esfuerzos de todos, desde los precursores. Siempre pongo ejemplos de los que aprendimos mucho y que fueron referente, como la galería René Metrás de Barcelona, que traía a Miró, Dalí, Lucio Fontana, Piero Manzoni, de mucho peso internacional. Además, estuvo Juana Mordó que fue un ejemplo paradigmático de galería que marcó un estilo y una forma de hacer. Ella estuvo antes en Biosca y realmente rompió moldes trabajando con el Grupo el Paso, el de Cuenca, etc. También los Edurne, que son grandes amigos, y están en plena actividad, llevando más de 40 años en esto. Ellos expusieron por primera vez a Luis Gordillo en Madrid, a Saura, o Alberto Greco. Por otro lado, también me fijo mucho en galerías más jóvenes, de mi generación y posterior, porque están marcando una nueva manera de hacer, hay también una admiración a veces mutua. De todo se aprende y seguimos en ello, con la misma ilusión que cuando empezamos, incluso más, porque ya ves como elaborar los proyectos y como realizarlos. Cuando empiezas estás más en el aire, ahora ya conoces a más personas que te puedan echar un cable, se trata de unir esfuerzos.

A.A. Desde el punto de vista de una galería. ¿Cómo valora la dicotomía periferia-centro?

R.O. Este es un tema algo manido, pero no por ello menos real. Por supuesto, esto se acentúa en Arco, por el hecho de estar allí -aunque también en cualquier feria internacional con la que te sales de tu ciudad- te confrontas ya de de otra manera con coleccionistas u otras galerías. Esto lo apacigua, antes era terrible, no había casi nada, era Madrid, Madrid y algo Barcelona y poco más. Es cierto que siempre se ha capitalizado mucho en Madrid y también Barcelona, pero parece ser que se está volviendo a abrir más de nuevo. Ahora se puede montar una galería en cualquier ciudad, de hecho las hay magníficas en muchos puntos de España: en Murcia, Gijón o Sevilla, y estas galerías tienen una considerable visibilidad, no sólo por Arco, ya que ahora se mueven con más naturalidad, antes costaba más arrancar. También hoy se puede ir pensando tímidamente en otras ferias internacionales (FIAC o MACO) y se va subiendo esa presencia en un ámbito más global.

Sí, se echa de menos una visibilidad mayor, aunque en Madrid se mantiene un alto nivel de alcance. Allí están trabajando actualmente muy bien a nivel corporativo, grupal, con inauguraciones y previas por sectores y eso funciona para dar visibilidad. Por otro lado, tengo que decir que normalmente cuando pasan esos dos días se ven más vacías, cosa que aquí cambia porque siempre hay público en las galerías a diario, no nos podemos quejar del número de visitantes, siempre reflejo de muestras interesantes y muy contemporáneas. También ahora el Barrio de las Letras de Madrid -donde tenemos nuestro espacio de proyectos- quiere hacer algo parecido a lo de Doctor Fourquet, con inauguraciones de 8 o 9 galerías a la vez. Siempre he pensado que el corporativismo es muy bueno, y siempre hemos estado vinculados con las asociaciones de galerías.


*Stand de la galería Rafael Ortiz en ARCO 2016

A.A. ¿Cuál es según su punto de vista, el proceso que la feria vive actualmente y hacia dónde se dirige? ¿Cómo valora el trabajo de su director actual, Carlos Urroz?

R.O. La feria estaba claro que necesitaba una renovación, tras la gran labor de Juana de Aizpuru y después de Rosina Gómez Baeza, pero el modelo quedaba algo obsoleto. Hay que pensar que debe ser un trabajo agotador ser director de una feria de este calibre y necesitan también buscar después otros caminos, como Rosina, que se fue más para su tierra en LABoral. Carlos Urroz le ha sabido dar un enfoque nuevo e interesante y, además, él ya fue subdirector de la feria con Rosina muchos años y ha dirigido una galería como Helga de Alvear. Conoce el trabajo desde todos los puntos de vista, desde dentro y desde fuera y eso le da una mirada más amplia. Yo creo que está haciendo un muy buen trabajo y más, teniendo en cuenta que ha empezado en un tiempo complejo, en periodo de crisis. Tengo que decir que tiene una subdirectora genial, Maribel López, que también fue asistente de galería en Barcelona y galerista en Berlín, reflejo de un buen equipo.

Este año, veo que se ha conseguido reclutar galerías clásicas a nivel internacional de la feria con motivo del 35 aniversario, a través de un comité y creo que es una iniciativa positiva. Sí que es evidente que en los últimos años se ha realizado un acercamiento hacia Latinoamerica, trabajando bien en esta dirección en la actualidad, pero creo que en su momento, Arco tuvo la oportunidad de ser la gran feria de alcance para este mercado.

A.A. ¿Nos podría contar, grosso modo, cuál es su propuesta para ARCO este año y cómo han configurado su stand?

R.O. Este año llevamos una propuesta bastante rara, pero que ha sido un verdadero reto. Por un lado hemos incluido a Equipo 57, un grupo artístico de relevancia internacional desde sus principios. Y por otro, Graciela Iturbide, que es una de nuestros artistas más internacionales que atrae ese tipo de mercado. El Equipo me planteó una solución ante la dificultad de complementar sus obras, incluso barajamos mezclar sus piezas como en una especie de gabinete, pero finalmente hemos dividido en dos partes el stand. La parte de Equipo 57 es un montaje más escenográfico, con obras en suelo sobre tarima, en pared y sobre peanas. Se recogen obras históricas de sus comienzos, hasta algunas de su última época. Y lo de Graciela, aunque esté conviviendo, tiene su parte dedicada específicamente, porque en ARCO es difícil concentrarse y lo montamos para que sea posible una contemplación detenida de su obra.

A.A. Después de algunos años presentando un stand “colectivo”, y tras la experiencia a dos de Jaime Burguillos y José Miguel Pereñíguez del año pasado, vuelven a ARCO -como usted bien señalaba- con otro dúo: Equipo 57 y Graciela Iturbide. ¿Qué ventajas le han encontrado a este formato para repetir de nuevo? La combinación es muy arriesgada ¿Qué similitudes encuentra entre estos artistas tan diferentes?

R.O. Pues nos parece que hay que apostar por este formato porque el stand resultante fue gratificante el año pasado, aunque quizá no venga acompañado de un aumento de ventas. Ya Pereñiguez y Burguillos tenían conexión y similitud en cuanto a la singularidad de ambos creadores, introvertidos y dedicados plenamente a la importancia de su trabajo. Para nosotros fue muy grato. A veces las ventas no son el único baremo y en ocasiones los resultados pueden venir con el tiempo.

En cuanto a lo de este año, las similitudes vienen por el hecho de que se han confrontado con lo internacional y han tenido ese alcance, por poner un ejemplo, ambos han expuesto en la institución Tate. De hecho, en su momento, Equipo 57 fue muy respetado en toda Europa. Y la relevancia actual que tiene la obra de Graciela en la fotografía internacional es indiscutible.

A.A. Este año acuden también a la primera edición de una feria de dibujo -Drawing Room Madrid- con un artista como José Miguel Pereñíguez. ¿Qué espera de esta feria? ¿Cómo podría describir brevemente la personal obra de este artista?

R.O. Es verdad que es una apuesta, pero creo que va a ir bien, soy muy optimista cuando decidimos participar en algo. Vamos con ilusión y es una feria singular respecto a la demás que tienen lugar en Madrid los días de Arco. Esperamos encontrarnos sorpresas positivas en cuanto a galerías y artistas.

En este caso, llevamos un stand monográfico de Pereñiguez, aunque teníamos la opción de llevar dos artistas. Pero en ese tipo de ferias, con pocas galerías, es mejor mostrar bien un solo artista, con obra suya que no se haya visto en profundidad y alguna obra nueva para la cita. De hecho, pensamos en su momento, llevar a un escultor.

En relación al artista, él es siempre una garantía de trabajo entregado y dedicado. Creo que la obra de Pereñiguez es bastante hermética, pero al traspasar ese plano, es una obra que va más allá, por experiencia personal y sobre todo por los coleccionistas, que se entregan mucho a ella; vuelven a comprar y lo siguen mucho. Su obra tiene siempre un punto de ironía, de fuerte contenido intelectual y cultural, que después sabe interpretar y reírse con él. Me parece sesuda y a la vez juguetona, reflejo de cómo destila los amplios conocimientos que tiene de todo. Sus resultados son muy sobrios, pero si lo analizas, también muy espectaculares. Aunque por otro lado es una obra con cierta discreción y no es que, a priori, sea muy adecuada para las prisas de una feria.


*Foto izq: Stand de la galería Rafael Ortiz en ARCO 2016. Foto dcha: obra de Equipo 57 en el Stand de la galería Rafael Ortiz

A.A. Tras sus antecedentes familiares dedicados al anticuario y toda una vida como galerista, ¿hacia dónde cree que se dirige el coleccionismo y el galerismo en nuestros días?

R.O. Es cierto que empezamos muy jóvenes tanto Rosalía como yo, siempre con los ojos muy abiertos. No obstante es una profesión muy dura, se buscan soluciones constantemente y empezamos de una forma muy amateur. Hasta los coleccionistas se han ido haciendo más profesionales, complejizándose y con más criterio en general. Vas profundizando y creciendo siempre.

Estamos siempre muy al tanto, está cambiando bastante el panorama, pero aunque internet haya capitalizado gran parte del mercado, yo sigo creyendo en que lo físico es lo físico, apreciar una obra en directo, las sensaciones que transmiten, eso de ponerte los pelos de punta. Cuando empezamos, si alguien cercano salía al extranjero y como consecuencia de ello llegaba a nuestras manos cualquier revista internacional, la devorábamos. Ahora todo es accesible en segundos. Creo que hay que estudiar muy bien por donde va todo, y que los formatos cambian siempre. En mi opinión, las macroexposiciones están ya fuera de lugar, porque machacan al espectador; hay que cambiar los formatos y la duración de las exposiciones. Es cuestión de educación. Es que también hay en España un problema con la educación artística, decepcionante en lo contemporáneo. Es muy importante la cuestión educacional, el amor por la cosas, en todo esto.

A.A. Sobre el coleccionismo y en su caso concreto ¿se empieza a ser coleccionista a la vez que si inicia la profesión de galerista? ¿o viceversa? Es más, ¿cuándo cree que cualquiera puede empezar a considerarse un coleccionista?

R.O. A la primera, yo diría que no necesariamente. Los galeristas somos muy fans de nuestros artistas, y nosotros sí somos “algo” coleccionistas, la galería tiene sus fondos y también tenemos nuestra colección particular. De hecho, en la exposición que conmemoraba los 25 años, se fundían ambas colecciones mediante la labor de comisaria de María Corral, y una premisa fue que trabajara con los fondos propiedad de la galería, y nuestra colección que tenemos colgada en nuestra casa, comprada por nosotros. Al final, era bonito porque era un poco tu vida y tu trabajo. Pensando en otros colegas galeristas, no es el caso. Tienen obras en sus casas, pero sin tener el sentido de coleccionar.

En cuanto a la segunda pregunta, por un lado es lo que yo veo como galerista y por otro lo que los coleccionistas sienten. Es que depende, porque hay ejemplos de coleccionistas que han hecho colección con pequeñas compras a lo largo de décadas y otros que invierten grandes sumas de dinero y no se puede considerar que sea una colección.

Pero creo que los coleccionistas sí son o somos más conscientes de serlo, de eso te das cuenta también cuando empiezas como a hacer agrupaciones o familias dentro de la colección incipiente. En mi caso, cuando he sido consciente plenamente de serlo ha sido con la colección que he ido formando de baquelitas.

A.A. Al respecto, se ha podido ver hasta hace poco parte de su colección de Baquelitas en la exposición del Museo Nacional de Artes Decorativas `Baquelitas. Creando Futuro´. ¿Podría contarnos un poco sobre este proyecto tan personal y su recorrido futuro?

R.O. Pues esto parte de esa colección que llevo formando muchos años con todas esas piezas de baquelita. Y con ello, he sido muy animado por Luis Martínez Montiel a considerarla colección e incluso para comenzar a documentarla. Hay que destacar el carácter didáctico del proyecto.

Se trata de una exposición sobre los nuevos materiales, partiendo de los plásticos, siendo el primer material plástico la baquelita. Se recogen los materiales semisintéticos previos (vulcanita, celuloide, gutapercha) y después los que se hacen en el siglo XIX que imitan los naturales (nácar, coral, carey o ambar). A partir de ahí, de pronto el químico Leo Bakelands crea en 1907 este material, la baquelita, la patenta y le dan el premio novel por ello. Después de ello y hasta nuestros días, el material tiene una carrera imparable, nos rodea por todas partes. Hemos pretendido que llegará hasta los años 50-60, aunque hay alguna excepción, ya que hay alguna pieza de los 90. El ámbito de la muestra abarca casi todo sobre la vida cotidiana, el hogar, el fumar, material de escritorio, juguetes, mobiliario, radio, proyectores o viewmaster, etc.

En cuanto al futuro, pues ya lo está teniendo, de hecho la colección sigue teniendo notables adquisiciones, como unos magníficos relojes. La muestra se va a mover por diferentes puntos de España, posiblemente en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología en A Coruña, durante el verano de este año. También irá seguramente a Valencia y no hay que descartar que se exponga en Sevilla, de hecho, yo la pongo ya a disposición de quien quiera acogerla. El montaje en Madrid quedó espectacular y estoy muy agradecido a todos los que participaron e hicieron posible, por supuesto al Ministerio de Cultura, que me sorprendió muy positivamente que ellos quisieran asumir este proyecto. Lo veo hasta lógico potenciar el diseño industrial de forma pareja al arte contemporáneo, y es que no comprendo del todo porque no existe un centro dedicado a ello a nivel nacional. De hecho, estaría muy bien que los museos fueran incorporando con más facilidad esta línea de trabajo.

A.A. La publicación y exposición que conmemoraron los 25 años tuvieron como lema “aprendiendo a mirar”. ¿Diría que ese es el principal rédito de su trayectoria como galerista?

R.O. Pues creo que sigue siendo un lema muy adecuado. Creo que es una frase que siempre debe estar presente y que hay que aplicar en todos los ámbitos de la vida. El asunto es enseñar a mirar y a disfrutar con lo que estás viendo. Me gusta siempre tener presente la frase «Love looks not with the eyes, but with the mind», una cita de William Shakespeare que para mí es un compendio de lo que se debe ser en la vida profesional, en cualquier profesión libre.

A.A. Sobre los orígenes de la galería ¿Qué recuerda especialmente de sus inicios?

R.O. Recuerdo un maremágnum de cosas y unas emociones muy fuertes. El mundo del arte contemporáneo era algo mágico, me causaba mucha impresión. Me acuerdo de que cuando Rosalía y yo decidimos adentrarnos en esto ya de forma profesional, sentíamos una necesidad de trabajar con gente de nuestra generación que conectaba más con nuestra sensibilidad: José María Báez, Patricio Cabrera, Rafael Zapatero, Pedro Simón, etc. Y cada uno nos aportaba cosas nuevas, era muy emocionante. También estábamos muy atentos a mirar a otras galerías y visitarlas en los primeros viajes y siempre intentábamos tener esos contactos, recuerdo que trajimos primeras pinturas de Perejaume, también las ediciones de La Polígrafa.

Pero los comienzos fueron difíciles, como es lógico, recuerdo algunas ediciones de grabado que nos ayudaron bastante a salir adelante entonces. Luego empezamos a incorporar a artistas de otra generación como Carmen Laffón o Guillermo Pérez Villata; hay que tener en cuenta que no existía Arco todavía. Ya con el salto de 1984 a nuestro espacio de la calle Mármoles, empezamos a trabajar con Luis Gordillo. También, como decía antes, cualquier revista o publicación internacional que caía en nuestras manos, duraba poco. Teníamos mucha inquietud por este mundo. Recuerdo los primeros contactos con artistas y con coleccionistas, era esto una fuente inagotable de muchas cosas y nos íbamos construyendo a nosotros mismos para forjar lo que después acabamos siendo. Tengo que decir que Rosalía, antes de conocernos veía muchas exposiciones y le atraía ya mucho todo este mundo del arte contemporáneo.


*Imagen de cabecera: Rafael Ortiz y Rosalía Benítez, directores de la galería Rafael Ortiz

PRESENTE CONTINUO - Sevilla (España) - 2015 - ISSN 2444-5231
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