MÁLAGA - Calle Cruz del Molinillo, 33
En un gesto cotidiano Antonio Labella -integrante de Cienfuegos- empuña un pulverizador y rocía con agua las plantas que adornan el taller. Si «el amor son tres flores que se riegan a diario», como diría Carlos Chaouen, el amor al arte, como cualquier otro, también requiere dedicación. A finales de 2012 la semilla del proyecto apenas comenzaba a germinar arropada por cinco miembros de distintas disciplinas: Laura Franco (Málaga, 1985), Cristian Alcaraz (Málaga, 1990), Delia Márquez (Málaga, 1987), Ignacio Estudillo (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1985), y Adrián Olivares (Málaga, 1990). Desde entonces, la organización ha evolucionado y echado raíces, con trasplante incluido. En octubre de 2015 abría sus puertas el nuevo local situado en el número 33 de la calle Cruz del Molinillo. Un cambio no solo físico que ha supuesto una revisión de los planteamientos iniciales.
Ignacio Estudillo, uno de los precursores, asegura que hoy Cienfuegos es totalmente distinto. La idea surgió de la beca Fundación Antonio Gala, donde Estudillo compartió residencia junto a Cristian Alcaraz y Laura Franco. La experiencia les llevó a plantear algo similar, un espacio de trabajo común donde fluyera el intercambio creativo. «Llegamos a montar como una familia, era precioso, pero la vida te coge, te da un meneo y te lleva a otro sitio. Son etapas, ahora también es muy bonito, pero es de otra manera. Cienfuegos lo hacen las personas que están dentro, y las personas que están dentro ahora hacen las cosas de otra manera», explica Estudillo, quien además cuenta cómo fue la transición de un espacio a otro: «Cuando nos vinimos aquí, ya no solo por la mudanza, sino la obra espectacular que tuvimos que hacer, nos desgastamos mucho. Han trabajado familiares, amigos, hemos tenido que hacer una obra muy grande que nos quitó energía para poder realizar los proyectos. Pero hemos pasado ya esa fiebre, de aquello hace casi un año».
Antonio Labella no fue testigo de aquel episodio casi catastrófico parecido al Big Bang, ya que es uno de los integrantes más recientes. Se unió al equipo a principios de 2016, cuando supo que un área se quedaba libre. «Siempre me han llamado la atención los espacios en colectividad, porque he tenido antes algún estudio donde he trabajado solo y es una cosa totalmente diferente. Es mucho más enriquecedor, como cuando estás en la facultad». Una de las cosas que ha permitido el nuevo espacio, gracias a su amplitud, es la posibilidad de que otros artistas utilicen las instalaciones de forma temporal mediante el alquiler de una parcela. Estudillo comenta que no siempre es fácil la convivencia, pero asegura que a la larga compensa: «Cuando entra gente nueva hay más energía. Ese plus de gente es totalmente necesario. Si estuviéramos haciéndolo quienes empezamos no sería como es, quizá estaríamos más cansados o habría desaparecido».
* Vistas de los espacios de trabajo en Cienfuegos
Antonio Labella explica con entusiasmo algunos planes que muy pronto comenzarán a desarrollarse de cara al curso que viene. Durante julio, un grupo de personas se dedicarán a la gestión cultural de Cienfuegos, lo que supondrá un mayor desahogo a los creadores. «Queremos seguir a nuestro rollo, pero que esto esté vivo. Cuando nos planteamos cómo combinar estas dos cosas pensamos en buscar colaboraciones externas. Hablamos con el departamento de Historia del Arte y hemos hecho un convenio para que también se hagan prácticas aquí». Leticia Crespillo será una de las personas encargadas de la gestión cultural, lo que según Labella: «permitirá tener el espacio abierto más días a la semana, la intención es que sea de lunes a viernes, y tendremos ayuda para organizar eventos o hacer inventario».
Además de la división de tareas, que parece ser la clave para que Cienfuegos funcione a toda mecha, ya se encuentran en marcha otros proyectos, como ‘Ventana al Molinillo’, una convocatoria para artistas de cualquier disciplina que quieran intervenir el escaparate. Con ello, la asociación pretende aportar alternativas al espacio expositivo, propiciando además el encuentro entre el arte y lo cotidiano. Se inició apadrinada por el artista Juanjo Fuentes, y desde entonces han recibido numerosas propuestas. «Tenemos para ir exponiendo de aquí a cuatro meses, pero seguimos abiertos a colaboraciones de cualquier tipo, siempre bajo un criterio y con la premisa de que se utilice el escaparate», aclara Antonio. Actualmente, se encuentran expuestas hasta el 2 de julio las obras ‘Babes’ de Helen Vigil (Suecia); y ‘No place like home’, de Lourdes Archundia (México D.F). Dos artistas que trabajan con el concepto de identidad a través del hogar y el desarraigo.
Otra de las muestras que puede visitarse actualmente en Cienfuegos se inauguró a principios de junio con la actividad ‘Open Estudio’: Dadi Dreucol , Lucas Alcántara, Isa Nieto, Ignacio Estudillo, Luis Alhama, Antonio Labella, Adrián Olivares y Aleksandra Sana Rasulic, entre otros, presentaron sus producciones en la sala principal. Además, los asistentes pudieron disfrutar de las actuaciones en directo de Piedad Albarracín, quien ejecutó una performance concebida para ‘Ventana al Molinillo’; y los músicos Nanako Noise, Saul Wes y Macel Bohumil, que ofrecieron un concierto de música experimental. Este tipo de actividad conjunta que apuesta por un encuentro sensorial ejemplifica algunos de los objetivos de Cienfuegos: convertir el arte en una experiencia tangible que no sea exclusiva de un circuito cerrado. Por ello, actualmente el colectivo está abierto a cualquier tipo de iniciativa, y pretende ofrecer talleres que permitan un acercamiento de la cultura.
* Obras en proceso de Luis Alhama
Teniendo en cuenta la alternativa que propone y practica Cienfuegos dentro de una situación vertiginosa de crecimiento cultural en Málaga, resulta inevitable preguntarles su opinión sobre el panorama. Tanto Ignacio Estudillo como Antonio Labella coinciden en la necesidad de construir una estructura sólida, un tejido de producción sostenible en el tiempo que tenga en cuenta a los artistas locales y la participación ciudadana.
«Se invierte dinero para que esto sea un parque temático con grandes nombres, lo que genera un interés en la ciudad -sobre todo en la gente joven- de comprometerse y dedicar su vida a esto. Estudian en la Escuela de Arte o en la Facultad de Bellas Artes, después ven que hay pocas posibilidades y hacen el máster. Siguen invirtiendo dinero en lo mismo, echan las cuatro becas y cuando llegan alrededor de los 30 años, ¿qué hacen? Te dan las oportunidades para que te desarrolles y puedas dar un salto fuera, porque aquí en Málaga te comes las moscas. No hay apenas galerías, no se vende. ¿Qué están haciendo? ¿Creando una escalera para que al final la gente se caiga? No quiero ser tremendista, pero no se cuida el futuro de los artistas a quienes se prepara. ¿Cuáles son las motivaciones reales para que las instituciones metan dinero en todo esto? Económicas y de turismo», concluye Estudillo. A lo que Labella añade: «Que está muy bien, pero el problema que tenemos con esto es que después de la inyección siempre sale más caro, siempre vamos a tener que estar rentando con cosas de fuera, cuando invertir en la producción local es mucho más barato. Al final vamos a tener un Torremolinos, de hacerlo muy rápido y querer un beneficio inmediato. No se está ofreciendo calidad en el sentido de que se están saltando los pasos intermedios. Si quieren que se mantenga una estructura creativa, que es lo que le interesa a la ciudad, ¿por qué hay museos de 15 millones y muy pocas galerías de arte?»
En agosto la organización se tomará un mes de descanso, para retomar el nuevo curso con nuevas ideas que se han cocinado durante estos últimos meses. Y es que, la lumbre que mantiene Cienfuegos podría resumirse en la frase que recuerda Estudillo: «Alguien que vino nos dijo: esto es como un convento, con que todos los días reguéis las plantas va tirando».
* Antonio Labella, la colaboradora Laura Carneros e Ignacio Estudillo
* Fotografías de Lucas Alcántara