MADRID - Avenida Pedro Díez, 25, 2ªderecha
Dirección a Oporto, un barrio situado en Puerta Bonita, Carabanchel Bajo. Una zona de trascendencia histórica y cultural de renombre, revalorizada y planificada para establecer redes eficientes con el resto de la ciudad. Es en el año dos mil trece, en la corriente de cambio social y transformación de estructuras económicas y productivas, cuando nace una iniciativa que reactiva esta zona periférica para conformar un tejido activo, generador de cultura y expresión.
Una nave de antigua actividad textil, ha sido reconvertida en nueve estudios artísticos, siendo capaces de crear no sólo un proyecto de convivencia y trabajo, sino de generar un efecto de comunidad, integrada por miembros de procedencia diversa y compuesta por la fuerte individualidad de sus trabajos. Se han establecido como frente de creación, un grupo al que llamamos, Nave Oporto formado por: Irma Álvarez-Laviada, FOD, Santiago Giralda, Miki Leal (Sevilla, 1974), Sonia Navarro, Toni Ramón, Belén Rodríguez, Manuel Saro y Miguel Ángel Tornero (Baeza, Jaén, 1978). De referencia en lo artístico, ocupan un lugar que mezcla la dinámica del antiguo taller, con una planificación de trabajo independiente pero colaborativa, engarzando en su producción, afinidades y conexiones entre los artistas que lo conforman.
Con una estética de nave industrial propia de los setenta, con zona de carga incluida, en la segunda planta se mueven las puertas del espacio que hemos venido a visitar. Aunque la vista no alcanza a ver la amplitud del lugar, la primera panorámica es la que reactiva los cinco sentidos, pudiéndose percibir, ciertas bases de la gran estructura que allí se situaba: planta rectangular, techos altos, columnas en un contorno reconstruido y un armazón removido que reorganiza y genera un acusado cambio funcional.
* Area de descanso en Nave Oporto con Irma Álvarez-Laviada y Miki Leal.
Allí hemos quedado con Miki Leal y Miguel Ángel Tornero, éste nos recibe y tras un agradable café, mientras hablamos de todo y de nada, hace de anfitrión hasta que llega su compañero. Minutos más tarde y sin pausa, abordamos el momento de poderse inmiscuir, como folio en blanco, en los secretos que los artistas guardan en parte de sus procesos, llega el momento de perderse en ese atractivo desorden creativo e intelectual que habita en cada rincón. Nos conducen por la planta adjudicando los rincones a sus dueños/as , nos atienden, mientras siguen con su rutina matutina, para dejarnos libertad de movimiento físico, visual y sensorial lo que nos permite divisar objetos, y un despliegue de materiales, botes, herramientas y colores que parecen detenidos pero que están listos para la trama. Entre mesas-taller y las fases de creación, que hacen tangibles esos bocetos e ideas, se deja entrever un entorno artístico en permanente renovación que se redistribuye y crece mientras producen o tratan contenidos.
Si recorremos la distribución de la planta podemos encontrar, en su propia fragmentación, la optimización de recovecos capaces de crear ambientes personalizados por cada artista que lo habita, ocupados, según la ocasión, por las necesidades artísticas del momento, aprovechando así, de la manera más eficiente, el espacio. Tornero está situado en la entrada a mano izquierda, colindando con la zona de descanso. Nos muestra un ejemplo de la multifuncionalidad de los muebles construidos por ellos (principalmente por FOD) y de cómo el panel que marca su rincón, se transforma en almacén. Aun encontrándose parte de su trabajo en el festival de fotografía de Suiza o de camino a su próxima exposición en Málaga, es inevitable toparse con elementos que formaron parte de sus obras, como el de la instalación específica de ´Photophobia´ (2014), o alguno de sus collages digital que conforman la serie ´The Random´ (2010), por ejemplo. Miki Leal está al final, a mano derecha, compartiendo espacio con Irma Álvarez-Laviada en una zona diáfana y aunque mantienen una parcela común, en su rincón se respira un ambiente doméstico quizá por el pequeño detalle del sofá o por una decoración propia de imágenes reales y construidas, restos de pintura en pared y suelo, telas, una camiseta que recuerda a la de ´Bodegón Polo´ (2013) o un cuadro en el extremo de la pared, en proceso abierto que en septiembre verá la luz.
Con la llegada de Irma Álvarez-Laviada (discretamente, sin hacer preguntas, mantiene el orden de su recepción), nos encontramos todos en la zona de descanso, la zona común. Intencionadamente o no, compartiendo pared y suelo piezas de cada artista se reparten su propia ubicación, con un caldero y una guitarra al lado; automáticamente se crea un atmósfera que es de todo menos incómoda casi parecida a una
sitcom.
* Img. izq.: vista del estudio de Miki Leal. Img. dcha.: vista del estudio de Miguel Ángel Tornero.
Son conscientes de que se ha convertido en todo un evento, el ambiente festivo que causa las comidas que organizan, un pretexto de reunión que ha llegado a congregar a setenta personas entre artistas y coleccionistas. Casi recién llegados de exponer en la galería T-20 -en el contexto del festival SOS4.8 Murcia- nos cuentan, como si de un “juego” se tratara, que entre ellos, se seleccionaron las piezas que expondrían de manera conjunta. El tiempo avanza y la conversación va cobrando profundidad, tomando conciencia de las nuevas posibilidades de expresión que ofrece el mercado a través de sus proyectos. Y exigiendo un debate más transparente, tocamos temas peliagudos sobre la situación de la industria, dentro del sector caprichoso que es el mercado del arte, cómo se abastece del artista, o de las posibilidades de «salir de la exposición y feria como únicas formas en la que se basan la venta» parafrasea Leal. Es un sistema que se está transformando y que necesita un diálogo y un entendimiento entre las partes, terminamos por sentenciar.
Ha pasado el tiempo suficiente como para saber si el propio proyecto de Nave Oporto (individual, colectivo y de convivencia) saldría adelante. Esta mezcla de perfiles, disciplinas, caprichos y manías, emociones y altibajos, juntas entre cuatro paredes, esta suma de nueve artistas, que siguen contagiándose inspiración y manteniendo intacta la inquietud. Donde la incertidumbre se enreda con alegría y euforia en un mismo taller. La pregunta se hace casi obligatoria: ¿cómo lo habéis conseguido? «Todo ha fluido. Dentro de las prioridades no hemos forzado, ni repartido responsabilidades» nos comentan, «los límites siempre se han asumido de manera positiva» dice Miki Leal, «el tejido siempre suma, no resta» dice Álvarez-Laviada. Se insiste en lo colaborativo como uno de los fundamentos porque aunque trabajen de manera individual se percibe esa comunión, «es patrimonio de aquí» dice Tornero.
Intentando forzar la búsqueda de una etiqueta que les defina -tan molesta como necesaria- Tornero, se muestra rotundo «Nave Oporto es ante todo un lugar». Quizá es un lugar de donde nadie sale indemne, tampoco el arte, campo en el que están escribiendo una historia que luego será recordada por sus obras, por sus anécdotas, por sus encuentros o por el registro de sus vidas cotidianas pero sobre todo por ellos, que habitan y persisten en este ecosistema.
Se cierran tras nosotros las puertas y después de una mirada poética al lugar, celebramos un ambiente de creación consolidado, reconociendo una virtud en aquello que les une y mantiene activos.
* Vista exterior del edificio de Nave Oporto.
* Imagen de cabecera: estudio de Miguel Ángel Tornero en Nave Oporto, por cortesía del artista.