Bajo el impactante título `No reivindicaremos nada, no pediremos nada. Tomaremos, ocuparemos´, consigna situacionista escrita en los muros de París durante el Mayo del 68 francés, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) dedica una muestra individual al artista, cineasta y activista austriaco Oliver Ressler (Knittefeld, 1970). La exposición, que permanecerá en el claustro de la Cartuja sevillana hasta el próximo 10 de enero, alberga un total de 11 proyectos realizados durante los últimos trece años, los cuales plantean una enmienda a la totalidad de la situación política actual, al tiempo que ponen sobre la mesa opciones para el cambio radical de la misma.
A lo largo del recorrido la exhibición consigue mantener una fuerte tensión argumental, creada gracias a la contraposición de piezas que denuncian los abusos de la globalización, con otras que recogen las luchas políticas y las alternativas que la sociedad genera frente a las élites económicas. Quizás, la síntesis más clara de esta dialéctica la ofrezca la obra ´La propiedad es robo` (2014), un texto mural de ocho metros de largo en el que esta mítica frase de Proudhon se construye por superposiciones del logo del banco Santander. Enfrenta así Ressler al viejo maestro anarquista con un banco autor de miles de desahucios.
Siguiendo este hilo de denuncia de los males de la economía globalizada, cabe reparar en el vídeo ´Lo visible y lo invisible` (2014). En esta cinta, cuyo título Ressler toma del libro del mismo nombre escrito por el filósofo francés Maurice Merleau-Ponty, se narra el papel jugado por Suiza como centro mundial de la especulación sobre el precio de las materias primas. Las consecuencias de este macabro juego, que empobrece a los países extractores del sur al tiempo que enriquece a una minoría en el norte, se extienden también a los países occidentales, donde la acumulación de capital en cada vez menos manos genera un aumento exponencial de la desigualdad. Este hecho queda reflejado en el fotomontaje ´No compres un mundo mejor, lucha por un mundo mejor` (2008), dedicado a la reflexión sobre el aumento de la miseria en la ciudad de Varsovia y la proliferación de urbanizaciones para la clase alta con sistemas de vigilancia privada. En la pieza de Ressler vemos la monótona fachada de una urbanización de clase alta, cerrada y con garita para guardia de seguridad, pero, de repente –si fijamos bien la atención-, observamos con inquietud que algunas de las ventanas están rotas y que en uno de los muros alguien ha grafiteado «NIE KUPUJ LEPSZEGO SWIATA, WALCZ O LEPSZY SWIAT», que significa: «No compres un mundo mejor, lucha por un mundo mejor».
Ressler, que es un autor de clara militancia política, como en los sesenta pudiera ser Godard o Chris Marker, destaca por sus vídeos documentales. En este tipo de trabajos, donde prima una intencionalidad didáctica, no podemos dejar de recordar el espíritu de las misiones pedagógicas de los años treinta o los trabajos en cine del director soviético Alexander Medvedkin; quien en 1932 inventara el “cine tren” con objeto de recorrer el territorio de la Unión Soviética y filmar, en colaboración con obreros y campesinos, los logros de la revolución. Así, Oliver Ressler se traslada a Venezuela junto a Dario Azzellini (Wiesbaden, Alemania, 1967) para filmar la película `5 Factorías – control obrero en Venezuela´ (2006), que cuenta el día a día en cinco fábricas autogestionadas por sus trabajadores y que suponen un desafío al modelo de producción dominante. Un argumento similar siguen las tres películas que forman la vídeo instalación `Ocupar, resistir, producir´ (2014-2015) para las que Ressler y Azzellini se trasladan a Milán, Roma y Tesalónica, con objeto de rodar el trabajo de los obreros en fábricas ocupadas como respuesta a la crisis económica iniciada en 2007.
Para terminar quisiera comentar la vídeo instalación `Toma la plaza´ (2012), pues recoge un momento fundamental en la historia actual como fue el ciclo de ocupaciones de plazas, que desde el Cairo hasta New York, pasando por Madrid, cuestionaron el statu quo y visibilizaron los problemas de una generación joven hasta entonces ninguneada por el poder. La pieza, compuesta por tres películas, narra la vida cotidiana en los campamentos levantados por el 15M en Madrid, el movimiento de la plaza Sintagma de Atenas y Occupy Wall Street de Nueva York. A través de estos films Ressler nos traslada las opiniones de los participantes, escuchando la voz de unas reivindicaciones ignoradas por los medios oficiales, pero que de repente amenazaban con “tomar el cielo”.
En conjunto, la exposición de Ressler es paradigmática de un autor comprometido con su tiempo y capaz de sintetizar la dialéctica de la lucha de clases en su forma actual, aunque, ciertamente se echa en falta una mirada más autocrítica hacia los movimientos sociales.