GUILLERMO MORA > Cae el cielo
ECCO - Cádiz
Hasta el 31 de agosto de 2015
¿Quién no ha soñado alguna vez con tocar el cielo? ¿Quién no se ha preguntado, por un momento, qué tacto tienen las nubes? ¿Quién no ha reflexionado en la noche, frente al mar o junto a una hoguera, en la inmensidad del firmamento? Alcanzar la bóveda celeste en un intento desesperado de evadirse de la Tierra, aunque sólo sea por unos instantes.
La exposición ‘Cae el cielo’, del artista Guillermo Mora (Alcalá de Henares, Madrid, 1980) propone, a través de una serie de obras escultóricas de carácter instalativo, un paseo fantástico e ilusorio que invita a reflexionar sobre el tejado añil que nos cubre. El tema principal del discurso que presenta vuelve a ser el cielo. Desde que expusiera en el año 2007 en el LG Space del Art Institute de Chicago la muestra `Big Sky´, parte de sus estudios han estado centrados en representar el espacio en el que se mueven los astros.
Distribuidas entre dos naves del Espacio de Creación Contemporánea de Cádiz, trece obras narran la visión personal del artista sobre la gran cúpula celeste y los elementos que la conforman. Parece que éstos han ido perdiendo capacidad gravitatoria y han quedado tendidos sobre la superficie del suelo, plasmando una apariencia delicada y sutil. `Tiro al blanco (o nube líquida)´ (2015), `Cielo cansado´ (2009),`Ocaso doblado´ (2015), `Simplemente imaginarlo´(2015), `Sin eureka´ (2015), `Nube pesada´ (2014), `Buenos días, malos días´ (2014), `Vaivén´ (2015), `Deshaciendo el sueño (trampolín inverso)´ (2015), `Demasiada noche´ (2015), `A cielo abierto´ (2013), `Azul portátil´ (2015) y `Cielo dormido´ (2009) son los nombres de las piezas que configuran la muestra.
A través del uso incisivo del color realiza trabajos de bricolaje y deja constancia de su pensamiento creando formas tridimensionales. «El bricolaje es un proceso que me permite un juego interminable de acciones: doblar lienzos, fragmentar bastidores, atornillar partes transformando así el soporte bidimensional en una obra de tres dimensiones, llevándome a explorar territorios como la escultura y la instalación. Son respuestas que me ayudan a convertir la pintura en una multiherramienta». Realiza sus obras en base a lo efímero; lo que hoy está, mañana ha cambiado o ya no existe. La idea de obra acabada es temporal y se da cuando éstas permanecen expuestas durante un periodo de tiempo determinado. En cuanto regresan al estudio vuelven a una fase de renacimiento. No expone una idea inamovible, sino un pensamiento en base a un estado.
Para la creación de las piezas se sirve de materiales muy variados como la purpurina, la goma elástica, la espuma, la pintura, o los fluorescentes. Nubes, cielos, ocasos, días, noches… Algunos de los elementos que configuran el universo más abstracto quedan materializados creando nuevas formas de representación y nuevos significados. Podemos observar un atardecer, no como se suele representar comúnmente, sino totalmente plegado -como si éste se pudiera coger con las propias manos y se pudiera doblar para guardarlo en el armario-. Nubes líquidas que parecen estar en pleno estado de derretimiento, un cielo hecho añicos como si estuviera hecho de porcelana. También podemos ver al firmamento dormido, recostado sobre una pared justo antes de abandonar la segunda sala.
La única manera que tenemos de alcanzar el cielo es a través de la imaginación y en esta muestra el artista nos brinda la oportunidad de hacerlo. El título de una de sus primeras piezas, expuesta en la nave 07, lo dice todo: `Simplemente imaginarlo´. Visualizar el espacio celestial realizando un ejercicio de abstracción. Imágenes creadas por la fantasía mediante una operación intelectual, extrayendo de la realidad los rasgos esenciales. Cómo un día dijo Albert Einstein: «Si lo puedes imaginar lo puedes lograr. Si lo puedes imaginar lo puedes crear».