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CHEMA COBO: "LO MEJOR DE UNA EXPOSICIÓN ES INAUGURAR PARA VOLVER AL ESTUDIO"
por Alberto Arenillas Publicado el 01 de Junio de 2015

Chema Cobo (Tarifa, Cádiz, 1952) vuelve a exponer en su provincia natal y lo hace de nuevo -tras 14 años- en las salas del Palacio Provincial de la Diputación de Cádiz. Se trata de `Joking Holes. Un pintor en la diáspora´, la muestra comisariada por Amalia Bulnes, que repasa una prolífica trayectoria artística que ha dado y da mucho que hablar…
 
Alberto Arenillas. La exposición `Joking Holes´ se estructura en tres fases: claustro, espacio central y punto de partida. En el claustro, se pone en relación obras actuales con otras históricas de su producción. ¿Cómo cree que se enriquecen o complementan mutuamente?
 
Chema Cobo. Son ya muchos años produciendo obras y son muchas las series. Si miro hacia atrás, con el riesgo de coger un dolor de cuello, encuentro que casi cada dos exposiciones, hay un cambio visible, a veces en los temas, y a veces en la forma de presentarlos, pintarlos. Al plantearnos esta muestra, acordé con la comisaria que no me apetecía nada hacer una muestra antológica, ni tampoco una retrospectiva. Además teníamos poco tiempo y un presupuesto mínimo, siendo generosos... Ante ello, el recurso fue mirar lo hecho recientemente y lo que estaba en el estudio. Luego tratamos de buscar obras en el pasado donde se apuntaban los temas en los que ahora estoy trabajando. Al final hay cinco series, y sus referentes a modo de notas en el pasado, es decir a lo largo de 40 años.
 
`Joking Holes´ traduce muy bien el mapa (más de moda esta decir “el atlas”) de mi cabeza o mejor dicho, de mi cabeza-taller. En estos últimos años he estado trabajando en series diferentes al mismo tiempo, en mi cabeza voy de una a otra y en el estudio también. Así es como funciono, a diferencia del momento de la exposición, en el trabajo diario jamás soy consciente de lo hecho anteriormente.
 
Cuando estaba pensando en la selección de la obra hice muchos esquemas, mapas relacionales o árboles en los que de forma esquemática establecía todo tipo de relaciones conceptuales, semánticas, etc. En el fondo, es mi cabeza la que funciona así y en esta exposición lo muestra llanamente. El espectador pues está invitado a deambular por ella y se le incita a establecer todas las posibles relaciones que encuentre o desee. En la muestra, el pensamiento está en el deambular, en hacer el flaneur al modo de Baudelaire, al fin y al cabo creo que el motor es el deseo o debiera serlo.
 
Broodthaers define realidad como el choque de dos ficciones, tal vez esa sea la idea pertinente para aproximarse a esta exposición y es que es de esta manera como las series se alimentan y enriquecen unas a otras.
 
A.A. En el espacio central se dan cita algunos de los elementos más característicos de su obra, y entre ellos el joker en forma de mito. ¿Cuánto tiene este joker de humor enmascarado y cuánto esos holes de metáfora? ¿Cuánto tiene el joker de realidad y los holes de irrealidad, o viceversa?
 
Ch.C. El `Joker´ es un catalizador en apariencia pero en realidad lo que hace es subvertir cualquier atisbo de estabilidad que pueda establecerse al ver una serie u otra. El Joker es por no ser nada en concreto, es una cosa en un momento y lo contrario en la siguiente. Ya hace años, en una exposición en Nueva York, el Joker invertido y sonriente despedía a los espectadores que venían a ver una exposición donde se confrontaban muros que hablaban de la Historia, y partituras musicales en blanco que aportaban el vértigo del pasado como Fantasma.
 
En esta muestra, Alicia y el Joker son como gemelos y sus trabajos aparecen como paralelos. Pero Alicia también, si rastreamos en el pasado, ya aparece en obras de los 70. El Joker como Joker explícitamente aparece a mediados de los 80 y es como un comentarista del cual nunca sabemos si está dentro del cuadro o fuera de él, nos hace dudar y poner en solfa todo aquello que creemos ver o pensar.
 
`Holes´ en cambio es como las partituras vacías de los 90, una obra que representa negando la representación, que no es ni figurativa ni abstracta (valga la dichosa convención). Que no es ni se puede discernir ni la materialización de una imagen ni lo contrario. ¿Son agujeros? ¿Son luces? ¡qué importa!... más en esos cuadros... lo que vemos o lo que no llegamos a ver, ¿por qué nos deslumbra? ¿Está la visión en la ceguera? Por extensión, esta obra tiene una motivación, hablo del tedio, del aburrimiento absoluto, más o menos de ello partí. Tiene que ver más con Samuel Beckett que con Rothko si es que pensé alguna vez que tuviera que ver con alguien...

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* Foto izq: `Joker´ y otras obras de la exposición. Foto dcha: Chema Cobo durante el montaje.
 
A.A. El último estadio exhibe un dibujo de 1975. Precisamente, la muestra viene a rememorar de alguna manera el principio de una consolidada carrera, su primera exposición individual en la madrileña galería Buades, en 1975, donde estuvo expuesto este dibujo. ¿En qué medida marcó esta exposición su posterior concienciación de artista? ¿Y haber formado parte de la Nueva Figuración Madrileña?
 
Ch.C. Fue la comisaria la que sugirió que presentáramos este dibujo. Lo vio en el estudio y le pareció oportuno, a mi no me pareció mal. El dibujo es pura ironía sobre el hecho de pintar y de mirar pintura.
 
La idea del confort del sofá y por extensión del arte me parecía oportuna como provocación entonces y como la historia se repite, hoy me temo que estamos en las mismas, es decir, hablo de esos momentos en los que la “estupidez” toma el poder y dicta “moda”. Así, el juego, el deseo, el placer o la pintura por ejemplo, son sospechosos de todos los males y es entonces cuando se impone el arte como lenguaje confuso acomplejado, “verborreico” y solemne, y el artista como ese funcionario políticamente correcto que se mueve balbuceando “teoricones” incomprensibles sustentados en unas pésimas lecturas de Warburg o de Zizek. Esto en cuanto a hoy mismo, en los 70 hubo momentos de Deleuze o Foucault, que no tienen desperdicio... Y todo ello, ¿para qué?, simplemente para justificar un alarmante “entontecimiento” de los invitados a esta “parada” del arte. Esta digresión a partir de un sofá retoma, llegando hasta hoy, un interés por liberarse de todo tipo de autoridades programáticas muy en las intenciones de ciertos artistas de los 70 y en lo que a mí respecta, los de la Nueva Figuración Madrileña.
 
Creo que realmente tomé conciencia como artista circunstancialmente por venir de fuera del mundo del arte, es decir por no tener una formación académica como pintor. Y también por mi forma de ser y tener un permanente empeño en distanciarme de las cosas para verlas con perspectiva. Los seres humanos o bípedos sin plumas según Diógenes, tendemos, cuando nos juntamos más de cinco, a fundar una religión o un partido político que es la versión laica de lo primero. En el mundo del arte pasa lo mismo. En la Nueva Figuración ocurre lo mismo hasta que la situación se vuelve insostenible y cada uno toma un camino diferente reinventando a su manera las hipotéticas razones por las que en un momento parecían estar muy unidos. Hoy a mi me parece un fardo, por ese conflicto permanente que tengo con el pasado como imagen fija, sin embargo creo que de aquello aun está casi todo por decir y muchas de las ideas entonces planteadas aún cuesta trabajo que sean aceptadas por su carga de provocación. Desde el principio de los 70 siempre anduvimos muy en contra de lo que el momento dictaba, de lo que había que hacer. Hoy yo sigo en lo mismo.
 
A.A. El subtítulo que recibe la exposición, `Un pintor en la diáspora´ habla a las claras de sus comienzos en Madrid y sus posteriores periplos internacionales. ¿Cómo valora la importancia de esa diáspora en su trayectoria, con la perspectiva que le da su extensa carrera artística? En el contexto español, si no estás en Madrid, ¿”pintas” mucho menos?
 
Ch.C. Diáspora etimológicamente es lanzar semillas al azar... ese componente azaroso (el joker por ejemplo) es importante para mí cuando trabajo, cuando pienso también, siempre dejo muchas puertas abiertas para ver qué puede o podría ocurrir. En mi carrera ha sido siempre igual, nunca he planeado nada en general, sé lo que no quiero... y lo que queda, pruebo a ver si encuentro algo que me puede satisfacer.
 
En los 70, viví en Tarifa, Madrid y Sevilla más tarde, me he movido mucho entre Nueva York y Chicago, luego en Italia o Bélgica. En estos lugares he escrito, pintado, creo que todos han influido mucho en mi forma de ver las cosas. Pero no solo vivo físicamente en la Diáspora, también mi cabeza se mueve así en mis lecturas, en mi visión nunca lineal de la Historia del Arte o de los momentos o modas coyunturales.
 
En Bélgica, mi mujer me regaló un día un bombín, haciendo una broma con Magritte, y dentro tenía escrita con letras de molde la palabra AMNESIA. Recuerdo que hice una polaroid (era tiempo de polaroid) y la titulé TALLER. Cuando lo pienso, explica mucho de esta actitud. Y otra anécdota: dando clase en Chicago, para explicar lo que era para mí un artista, recomendé a los estudiantes que buscaran y leyeran un ensayo del siglo XVI escrito por La Boétie, que se titula: “Discurso sobre la servidumbre voluntaria”. No sé qué pensarían, hoy creo que debiera ser obligatorio en todas las facultades de Bellas Artes, como aperitivo.
 
Con respecto a si hoy no pintas en Madrid pintas menos, ¿qué puedo decir? Es posible que en los años 70 fuera así, ¿hoy?, ¿pintar hoy? ¡No sé todavía porque no lo han prohibido! Pienso que pintar está muy mal visto, vaya que ni siquiera “se ve”. Lo que se impone es el discurso pretencioso sobre la obra. Claro está que si pintas y vienes de allende los Pirineos los esnobs locales ven la cosa de otra manera... la verdad es que es algo paleto, ¡muy paleto!

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* Tres pinturas presentes en la exposición: `Holes III´, `Holes IV´ y `Speak Spook´. 
 
A.A. Sin embargo, esa “amnesia” temporal hacia su obra, se ha venido paliando notablemente y ya es su quinta (`Amnesia´ Museo Cruz Herrera, 1994; `Salta a la Vista´ Palacio Provincial de la Diputación de Cádiz, 2001; `Entre bastidores´ Galería Milagros Delicado, 2005; `Erasure´ Neilson Gallery, 2010) exposición individual en su provincia natal…
 
Ch.C. Es curioso contar ahora todas esas exposiciones, no era consciente del número. `Amnesia´ en el Museo Cruz Herrera fue una excusa para presentar un libro mío así titulado. La exposición anterior en la Diputación fue una muy grande en la que se recogía mucha obra sobre papel. La verdad es que es bastante, dada la precariedad de los espacios en la provincia. Tampoco se puede pedir más... es una provincia que por desgracia es cada vez más pobre.
 
A.A. La exposición vienen a conmemorar su amplia trayectoria, ¿qué ha cambiado en el sector artístico desde sus comienzos? ¿Qué significa ser artista español después de 40 años dedicados a esto? ¿Siente que no es suficientemente reconocido…?
 
Ch.C. Creo que hubo cambios significativos entre los 70 y los 80 y parte de los 90. Creo que en este siglo el cambio, si lo hay, es regresivo que vamos para atrás a pesar de todo “el ruido” cultural que nos confunde. Ser artista español después de 40 años si significa algo,  prefiero no pensarlo... ser artista personalmente creo que es importante para mi... ¿español? creo que cada vez menos... creo que el ARTE ESPAÑOL significó algo en los 80 fuera de nuestras fronteras. Hubo curiosidad por lo que pasaba. Hoy sospecho que hay una absoluta indiferencia exterior hacia lo que ocurre en el arte español. Cuando he hablado con artistas extranjeros hoy en boga, prácticamente todos desconocen lo que aquí pasa, apenas saben el nombre de un artista español a no ser que lo recuerden, los más mayores, de los años 80. Son muchas las circunstancias que nos han llevado a la situación en la que estamos y creo que todos somos un poco responsables de la debacle en la que estamos. Para empezar en los 70 y 80, por un tiempo y de milagro, nos creíamos lo que aquí se hacía.
 
Hoy basta ver las programaciones de los museos, de las galerías y las selecciones de galerías en ese maremagno de ferias ruinosas, etc. No es muy halagüeño. Artistas hay, pero solo son visibles aquellos cuya obra se somete a la servidumbre del momento y la mayoría de las galerías y comisarios pecan de lo mismo, nadie se atreve a sacar la patita del plato... ¡por si acaso!
 
¿Reconocimiento? ¿Si me siento poco reconocido? Prefiero no ser esclavo del aplauso de las moscas... supongo que imaginas alrededor de qué cosa suelen aplaudir las moscas!? Ya lo comentaba antes, lo que más necesitamos aquí es creer en lo que hacemos, dejarnos de complejos y comparaciones... y olvidarnos de ser los eternos divulgadores de versiones ajenas, a destiempo.
 
A.A. Hace ya 14 años de que una exposición suya ocupara las mismas salas que ahora vuelven a albergar sus obras, en el Palacio Provincial de la Diputación de Cádiz. ¿Qué ha cambiado y qué no durante este periodo, en el plano artístico para Chema Cobo? ¿Sigue siendo todo pintable, por el placer de pintar?
 
Ch.C. La verdad es que no me he planteado el cambio tomando como referencia la anterior muestra de Diputación. Normalmente, en cuanto inauguro una exposición intento, y lo consigo, olvidarme de lo que he hecho hasta el momento y empiezo a trabajar huyendo de todo aquello que acabo de mostrar. Por lo general empiezo cosas nuevas o continúo series que esperan en mi estudio. Algunas veces, si retomo algunas de las recientemente expuestas, lo más probable es que empiece a notar ya algo diferente y esto posiblemente me empiece a arrastrar a otro lado. Lo mejor de una exposición es inaugurar para volver al estudio.
 
En cuanto al placer de pintar, cuando lo dije en los 70 fue para provocar y curiosamente hoy parece seguir siendo un revulsivo. El placer es transgresivo y me sorprende lo mal recibido que es en el discurso del arte contemporáneo. En general, desde los años 50, todo parece tomar un tinte fúnebre y castrador... ¡todo muy ordenadito! ¡todo muy discursivo! reflexión por aquí, reflexión por allá… se impone un catecismo donde impera el ornamento que esconde la más absoluta ausencia de idea. Si no fuera por el placer y el gozo que esto me produce desde luego no lo haría, hay otras cosas que hacer más provechosas aunque sea solo desde el punto de vista económico. Desde Courbet hasta Duchamp y los surrealistas, el placer y el deseo han sido los motores del arte de vanguardia. ¿Qué ocurre hoy?


* Foto izq: el artista colocando las obras, ayudado por el equipo de montaje. Foto dcha: mosaico de piezas concluido y primeros visitantes.
 
A.A. En el caso de la pintura en particular, ¿qué le interesaba en los años 70 y 80 y qué le interesa ahora? En la actualidad, ¿cuáles citaría como artistas (pintores o no) jóvenes que le interesan?
 
Ch.C. Los maledicentes consideraron la vuelta a la pintura como una vuelta al orden. Esto me ha sonado idiota siempre, como aquello de la muerte de la pintura,... puestos a matar, acaso, dado el panorama actual, ¿no podríamos sospechar que el muerto es el arte? Dejemos este juego para otra ocasión. ¿De qué orden hablaban en los 80? Sospecho que lo que ocurrió fue que la pintura de los 80 (y la figuración en los 70), lo que hacía, era salir del orden impuesto por una vanguardia agónica, aburrida y dictatorial (lo mismo pero con tono de parodia ocurre ahora).
 
En los 70 y 80 se vuelve a la pintura tras una imposibilidad manifiesta de continuar algo programado y agotado, entiéndase como una visión lineal y causal de la reciente historia del arte. Polke en aquellos años tiene un cuadrito que resume muy bien esa asfixia. El cuadro parece una obra minimal blanca con un triángulo negro en una de sus esquinas superiores. En el mismo cuadro hay un texto en el que se puede leer, cito de memoria, «una orden de arriba dice que ponga un triángulo negro aquí». Esta obra resume con ironía el clima del panorama y así lo sentíamos cuando yo tenía veinte años. Cuarenta años después, estamos igual, ¿qué ocurre pues? ¿Qué intenta, pues, la vuelta a la pintura, la vuelta al deseo? Tal vez es esto lo que más teme la ortodoxia y el poder, tanto ayer como hoy.
 
El hacer lo que uno quiere merece la pena. Visto desde hoy, no se iba descaminado. Me pregunto por qué los 80 son hoy los culpables de todo lo malo que puede imputarse al arte reciente... ¡oh los 80! ¡oh la mercantilización del arte! Si es por mercantilización, más mercado se hace hoy a base de remedos estilizados de obras ya hechas en los 60 que con la pintura misma. ¿No será que el arte, todo él, ha entrado en ese festival de la industria cultural donde todo termina siendo mercancía? ¿No nos preguntamos por qué hay más demanda de espectaculares piezas con mucha trampa y cartón por parte de los museos y no de pintura silenciosa? ¿No tiende todo más hacia el parque temático?!...¿Y el turista en masa no ha sustituido al espectador cultivado y con interés?
 
Independientemente de todo esto, si es posible, la vuelta a la pintura tuvo algo de antisistema y aun hoy sigue teniéndolo. Veo en los talleres y en las facultades las penurias y angustias que sufren los que quieren hacer pinturas o cosas diferentes a los clichés impuestos por las modas de temporada, “lo performativo”, “el no lugar”, etc. Abunda el discurso obscurantista y chamánico del charlatán y la obra ornamental a la que soporta, se evita por todos los medios la obra con una idea clara y una solución formal personal y clarividente. En los 70 y 80 me interesaba mucho la primera obra de Richter, me gustó mucho descubrir a Polke, Baselitz, y anteriores a ellos me intrigaba mucho Mel Bochner, Jasper Johns o Shusaku Arakawa por decir algunos.
 
Hay mucha pintura que se hace y se expone por doquier, excepto por estos lares, y en parte es una continuidad de aquella, pero la visión de ella está desafortunadamente muy condicionada por los filtros del mercado. Así que a veces son más visibles pintores nada excepcionales y en cambio quedan ocultos muchos de los más interesantes... como muchos artistas españoles que parecen no pintar nada en el mundo cuando llevan pintando más y mejor que muchos de los que hoy aquí se reciben de fuera como si fueran una revelación.
 
En cuanto a artistas jóvenes de ahora, hay muchos y apuntan muy buenas maneras, pero debieran de vez en cuando impermeabilizarse ante tanta revista semanal... novedades y éxitos. En concreto, prefiero citar solo aquellos con los que he tenido contacto y de una manera u otra de momento sigo sus trabajos. En Andalucía concretamente hay toda una eclosión de pintores y van a más... lo que entra en conflicto con la escasez de espacios y galerías donde mostrarlos. A parte de esto, está la moda de los nuevos comisarios que actúan como disc-jockeys y hacen esas muestras poco rigurosas donde se ven montones de artistas y al final nadie recuerda a ninguno de ellos. En fin, yendo a los artistas, aparte de Miki Leal, Juan del Junco, Matías Sánchez o Cristina Lama, de los más jóvenes puedo hablar de Gloria Martín, MariaJosé Gallardo, también de Fernando Sáez, que tiene muy buena cabeza y además se emplea en una batalla muy personal, o José Carlos Naranjo. En fin puedo hablar de ellos pues he compartido días de taller con ellos y posteriormente he seguido su obra. Hay más desde luego pero necesito verlos mejor y más veces. Un artista que sigo desde años es norteño y ahora anda en Londres, Gorka Mohamed, y me gusta.
 
A.A. Su obra alberga una teorización sobre la imagen en la sociedad actual. ¿Si sumamos la ingente cantidad de imágenes que capitaliza nuestro mundo y el proclamado eclecticismo pictórico de las últimas décadas, qué resulta? ¿Qué papel juega el espectador en todo ello?
 
Ch.C. Efectivamente la situación no deja de ser compleja. Saturación de imágenes y eclecticismo en el arte. Vayamos al eclecticismo, en los 70, hablábamos mucho de ello. Todos éramos eclécticos, simplemente éramos principiantes y necesitábamos soluciones. Pronto observé que el eclecticismo así entendido solo tiene una salida, digerir y luego sintetizar, es decir aclarar las cosas. Bien es verdad que también nos podemos dedicar a hacer collages y pastiches, es legítimo. En mi caso me interesaba ir a otro lado. La otra cuestión es la saturación de imágenes, el ruido y la ceguera consiguiente, cada imagen pierde su sentido original y al final todo aparece igual y si a eso añadimos la velocidad con la que las consumimos, el caos es total y la pereza del espectador absoluta.
 
¿Qué podemos hacer con la imagen? En mi caso me planteo toda una estrategia para sacarlas de la banalidad y reconstruirlas de nuevo para rellenarlas al menos de un sentido simulado y procurar que tengan una tensión nueva que les haga atrayentes o motiven al menos que se vuelvan a mirar. Al fin y al cabo es hacer posible que lo normal y esperado se vea extraño y viceversa.
 
Lo que a mí me interesa y hago es desconectar las imágenes de la realidad que se supone representan. La pintura me sirve para presentar esas imágenes, y al mismo tiempo, para articularlas y construirlas. Una imagen es siempre una toma de distancia, un doble, una máscara de aquello que solo se nos presenta a través de ella. Sin esa mascara, esa realidad no sería visible. El acto de representar no garantiza certeza alguna sobre lo representado, más bien solo acentúa las dudas y las incertidumbres. La realidad es un cliché, un tópico. Pero en todo esto, ¿qué tiene que ver el espectador? En mi caso, plantear si el espectador es el que mira o es el que es mirado. ¿Quién mira a quién, el espectador al arte o el arte al espectador?

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* Dos de las pinturas de la muestra: `Out of the blue XII Suddenly´ y `Here is everywhere´.
 
A.A. Estos días el CAAC está celebrando una especial efeméride, su exposición `El laberinto de la brújula´ (1998) inauguró el centro. ¿Cómo valoraría la historia y el momento actual del CAAC?
 
Ch.C. Ojalá hubiera seguido como empezó. En cambio ha ido a peor, no por sus directores, más bien por el abandono al que lo han condenado los distintos gobiernos de la Junta. En este momento parece un milagro el hacer todo lo que hace y sin nada, ¿para qué? Los responsables políticos (salvo honrosas excepciones) deberían avergonzarse cuando hablan de cultura. La verdad, sospecho que no les interesa nada y en el fondo aspiran a que sea un simple órgano de propaganda que es a lo que pretenden reducir la cultura. O rectifican pronto o mejor sería tener algo más modesto que al menos funcione.
 
A.A. La nueva temporada del CAAC contempla una exposición retrospectiva sobre el Colectivo Juan del Campo. ¿Qué podría decirnos sobre los años que estuvo en dicho grupo? ¿Cómo ve que un museo programe exposiciones sobre colectivos de la naturaleza de éste, más cercano al cuestionamiento del sistema y mercado del arte?
 
Ch.C. No lo sabía. Habrá que buscar obra. No me parece ni bien ni mal que se haga. Aquello fue una cosa ocasional, por un lado a mi me interesaba el juego de los heterónimos y la impostura (“el artista es un fingidor”), aquel tema muy de Pessoa que subyace en mi obra. Por otro lado, como colectivo creímos saludable sacudir un poco un panorama que poco a poco empezaba a mostrar vicios como el oportunismo, el compadreo, los pequeños monopolios y todas estas miserias que han terminado dejándonos como estamos. Si a esto añadimos la toma de decisiones en manos de gentes ignorantes y con intereses espúreos, al final descubrimos mucho de lo que pasa hoy a pesar de la mascarada esa de los códigos de buenas prácticas y cosas similares, que paradójicamente empeoran la situación.
 
A.A. Viviendo en un pueblo de Málaga ¿Cómo se observa desde su posición la efervescencia que vive Málaga culturalmente/artísticamente en los últimos años? ¿Qué opinión tiene del panorama artístico actual en Andalucía?

Ch.C.
Las cosas que están pasando lo hacen fuera del circuito oficial. Este último cada vez parece más orientado al turista ocasional. Como artista no me motiva mucho, sin embargo entiendo que se haga, hay mucho desempleo. Cada día hablan más de Cultura y se olvidan más y más de la educación. Este tipo de Cultura espectáculo parece ser la gran ocurrencia global... Todos y por doquier están haciendo lo mismo... y la obra que necesitan es algo que haga mucho ruido pero no tenga sustancia alguna. Obra fast food...

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PRESENTE CONTINUO - Sevilla (España) - 2015 - ISSN 2444-5231
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