A la vista de los acontecimientos acaecidos en los últimos días, resulta evidente que existe una necesidad por hablar, compartir experiencias y unir sinergias en torno al arte contemporáneo en el contexto de una ciudad sempiternamente etiquetada de conservadora como Sevilla. La escasa visibilidad de creación local y de las propuestas que se hacen desde lo contemporáneo no es sinónimo de falta de calidad, sino más bien causa derivada del desinterés político, la inexistencia de una coyuntura favorable y una indudable tendencia a estimar lo ajeno por encima de lo propio.
Con este panorama y en el entorno de ‘ARTSevilla’ -una feria de arte internacional que también afronta su primer año de andadura- se ha celebrado durante los días 16 y 17 de octubre el I Congreso Nacional de Arte Contemporáneo. Gracias a él y a la valentía de personas como Rocío Muñoz Valseca por llevarlo a cabo –contando con el apoyo de la Facultad de BBAA de la Hispalense- se ha conseguido poner sobre la palestra una serie de debates que buscan servir de aliciente para los gestores de la región e infundir ánimos entre la fecunda cantera de artistas que aún tantea su lugar en el sector.
Es posible que el carácter “nacional” con el que se ha calificado al evento pueda llevar en algún caso a la confusión, debido a la predominante participación de actores locales o de proximidad –exceptuando nombres como los de Alicia Ventura, Lorena Martínez de Corral o Carlos Delgado Mayordomo-, así como el planteamiento de temas relacionados con el contexto más inmediato. Sin embargo, todos los intervinientes son indiscutiblemente susceptibles de formar parte de esta clasificación, ya que poseen una proyección relevante más allá de las fronteras de nuestra comunidad, lo que aporta criterio y conocimiento de causa a la hora de proponer y argumentar. Algo también interesante de señalar en este punto es la necesidad de cierta independencia del congreso con respecto a la feria de arte en la que se encuadraba, evitando asumir relaciones directas que no tenían por qué darse.
Entrando ya en materia y tras las debidas presentaciones, el ponente encargado de inaugurar el congreso fue el artista y profesor de la Universidad de Sevilla, Paco Pérez Valencia quien protagonizó un discurso cargado de optimismo y motivación para todos aquellos que pretenden abrirse camino en el difícil mundo del arte. Sin embargo, a pesar de que charlas como esta resultan siempre alentadoras para cualquier persona del sector, se echó en falta un mayor número de estudiantes entre el público –target perfecto de estas palabras- debido quizás a los abultados precios de entrada. La segunda intervención corrió por parte de la Dra. Hedda Im Brahm-Droege, coleccionista y directora del Droege Group, una empresa internacional que utiliza el coleccionismo para la implementación empresarial. Un modelo de actuación interesante, que busca un fomento de la interdisciplinariedad fácilmente aplicable en países como Alemania, donde el coleccionismo y el mecenazgo se trata y valora con el respeto que merece.
*Imágenes de la presentación del Congreso, Paco Pérez Valencia y Fernando Francés a izq. y dcha. respectivamente.
Antes de la pausa para el almuerzo, tuvo lugar una de las conferencias más esperadas del día, ratificada por una sala llena hasta la bandera. Fernando Francés, director del CAC Málaga, intervenía con una ponencia titulada ‘Nuevos guiones para la gestión del Arte Contemporáneo’ que generó mucho debate a posteriori y en la que se plantearon temas de interés y actualidad en torno a la pregunta planteada de «¿cómo debe ser el museo actual?». A continuación y tras asegurar que cada entidad debe buscar sus propios modelos para garantizar el éxito de los mismos, Francés compartía el que ha sido utilizado por la institución que él mismo dirige en la capital malagueña: un museo activista y transversal, un almacén del pensamiento donde se tengan en cuenta los problemas de la sociedad actual, donde no se manipule la creación pero se contribuya a ella mediante la aportación real de recursos a los artistas. Un lugar donde tengan cabida todas las formas de manifestación artística y en el que el aspecto curatorial sea fundamental para agitar las conciencias y hacer participes a los ciudadanos, convirtiendo el museo en un motor de cambio social.
Tras esta estimulante charla y con tiempo para tomar un bocado de por medio, llegaba el turno del artista sevillano Manuel León, quien vino a realizar un breve repaso de su trayectoria profesional. En esta ponencia se habló de la pintura como medio creativo, del entorno y la educación como agentes activos de la producción artística y de la reinvención constante de la propia obra para evitar el estancamiento. Una aproximación a la atractiva producción de medio recorrido de este artista al que ya se le augura un futuro prometedor más allá de Andalucía. Sin embargo no quiso olvidarse de la extinción de propuestas de interés ya consolidadas en esta misma ciudad, con un homenaje al desaparecido ‘Zemos 98’ mediante el título de su ponencia –‘Código Fuente’-.
Para terminar el viernes creando debate activo, se preparó una mesa redonda sobre fotografía actual a la que fueron invitados cuatro creadores visuales con trayectorias diferentes y pertenecientes a distintas generaciones –Mara León, Paco Peregrín, Juan del Junco y Arturo Comas- pero con el nexo común de haberse desarrollado en este ámbito artístico –entre otros- desde los años noventa hasta la actualidad. La conversación giró en torno a temas como el papel de la fotografía como medio, los problemas de la representación fotográfica o los derroteros de la disciplina en la actualidad. Una enriquecedora y extensa charla en la que curiosamente ninguno de los participantes se reconocía como fotógrafo.
Se trataron diferentes puntos comunes en los que los participantes estuvieron de acuerdo, como la necesidad de superar la técnica para centrarse en el concepto, en el placer intelectual donde el medio fotográfico no es más que otra forma de expresión artística; o la dificultad de vencer las tendencias, de olvidarse del «querer gustar» -en palabras de Peregrín- para encontrar un estilo propio donde prime la honestidad con uno mismo y lo que se quiere transmitir. Igualmente, todos coincidieron en que la disciplina fotográfica no muestra –ni lo pretende- la realidad de forma objetiva, ya que «a través del mismo visor estás seleccionando una parte de esa realidad según tus propios intereses» establecía Paco Peregrín, mientras que Mara León declaraba «la fotografía artística nos concede total libertad, el purismo del medio está ya obsoleto». Donde sí saltaron las chispas fue en el momento de abordar el tema de la “postfotografía”, ya que parecía existir una cierta incomodidad ante el término. «Se pueden usar etiquetas para clasificar de alguna forma, pero todo es relativo y es difícil coartar la creación fotográfica de forma tan tajante», opinaba Arturo Comas. El más crítico de todos era Juan del Junco quien decía no entender la tendencia a mitificar la figura de Joan Fontcuberta cuando «él no es el único gurú, existen muchas teorías igual de importantes y paralelas».
*Imágenes de las mesas redondas I y II respectivamente.
La lluvia acompañó la jornada del sábado, estructurada mediante dos ponencias individuales y dos mesas redondas sobre artistas de futuro y comisariado en España. La primera en abrir el día fue Tamara Kreisler, tercera generación de la homónima galería madrileña -que celebró recientemente su cincuenta aniversario-, situándonos en la realidad del incipiente mercado online de arte contemporáneo, mercado que ha estudiado en profundidad para lanzar su proyecto personal: kreislerart.com.
Posteriormente, en su ilustrativa conferencia ‘(Re)pensar el museo desde el comisariado. La exposición temporal como nueva cartografía’, el curador independiente Carlos Delgado Mayordomo contextualizó esta figura profesional como un generador de valores a través de las exhibiciones que concibe. Tras un breve repaso por la evolución de la noción de museo, analizó algunos proyectos curatoriales propios como ‘Objetos de deseo’, concebido para el Museo de Artes Decorativas de Madrid. En la mezcla resultante entre barroco y contemporáneo, esta exposición llevaba la experiencia del visitante habitual de dicho museo más allá, atrayendo a un espectador diferente, interesado en la creación actual. Demostraba así que la fórmula del comisariado en museos es una estrategia a tener en cuenta para generar espacios inclusivos y abiertos. Es importante, dijo, entender la relevancia de los proyectos curatoriales desarrollados en museos como herramientas potenciadoras de su vertiente social, en relación con la comunidad en que se sitúan, y que también legitiman a los artistas en estos contextos museísticos. Reivindicó el papel de puente entre institución y artista, valiéndose para ello de «lecturas inéditas derivadas de la interrelación entre voces, discursos y obras». Apuntó a los estudios de público, recientes en nuestro país, pieza clave a tener en cuenta al planificar labores de comisariado. Además, Mayordomo incidió en esta labor social del curator, quien debe «no rebajar el vuelo teórico pero sí hacerlo accesible al público». Desde esta perspectiva apuntó varios aspectos a considerar para poner en marcha un proyecto curatorial: su pertinencia y viabilidad, accesibilidad y legibilidad, discurso abierto y cuestionable y la supervisión y evaluación de la muestra más allá de la fecha de inauguración.
La primera mesa redonda del día estuvo protagonizada por los jóvenes artistas Ana Barriga, Simón Arrebola y Mercedes Pimiento, quienes mantuvieron una conversación a tres bandas en torno a su experiencia formativa y primeros pasos en el mundo del arte. La importancia de adquirir visibilidad ante comisarios, críticos y galeristas fue tratada como un asunto de capital importancia para lograr “vivir del arte” sin necesidad de depender de otras actividades, así como la importancia de participar en concursos y becas, plataformas de lanzamiento clave en sus respectivas trayectorias. Además, el cambio de paradigma en los planes de estudios tras la implantación del grado de BBAA –ahora más orientada al concepto y la creación por proyectos- fue reconocido como una apertura saludable para la facultad hispalense, donde todos ellos estudiaron. Se debatió la necesidad de formación universitaria para desarrollar una trayectoria artística sólida llegando a la conclusión de que si bien para ocupar un lugar en el mercado del arte no es condición sine qua non, en la mayoría de los casos sí ayuda a potenciar los intereses, supone un punto de confluencia entre compañeros y genera curiosidad por investigar. Momento importante en la charla fue en el que se trajeron a colación los modelos de gestión y promoción desarrollados en el contexto catalán o anglosajón, donde los tres han tenido reciente experiencia.
*Foto izq: `Useless Landscape´ (2015) de Mercedes Pimiento. Foto dcha:`La lógica del sentido´ (2014) de Manuel León.
Puso fin a este congreso la mesa redonda ‘El comisariado en España’ que dio voz a cuatro profesionales de diferentes trayectorias como comisarios independientes: Lorena Martínez de Corral- directora desde hace más de 26 años de la colección de arte de la Fundación Coca-Cola-, Alicia Ventura, Mariana Hormaechea y Sema D’Acosta. La precariedad que actualmente se vive a nivel presupuestario en las instituciones públicas y privadas quedó de manifiesto al relatar los asistentes el cambio que se ha producido en la labor del comisario, que ha pasado de trabajar mano a mano con el coordinador de exposiciones, a algo parecido a la “autogestión”, como lo definió Hormaechea. La visibilidad de las colecciones mediante préstamos de obra y convenios fue otro de los puntos de acuerdo, recordando la importancia de las relaciones colaborativas entre instituciones y agentes artísticos. «Comisarios y coleccionistas comparten sinergias, buscan complicidades en vez de competir, que es lo que pasaba antes. Los museos empiezan a ver las colecciones como un aliado», afirmó Ventura, responsable de la colección de DKV Seguros. Se reivindicó la necesidad de hacer permeable el comisariado a fin de obtener nuevas narrativas sobre las colecciones. Sema D’Acosta señaló una palabra fundamental para el comisario: “prever”; ir por delante, marcar pautas que serán seguidas, apoyando a la gente joven, ya que «las instituciones se empeñan en apostar por caminos ya existentes». «La labor del comisario como potenciador, no simple mediador» fue recalcada por Martínez de Corral mientras que Ventura apostillaba «hay que ver y escuchar mucho, educar el ojo».
Afirmaron que ha hecho falta una crisis para reactivar el sistema y estrechar lazos entre los agentes artísticos. En cuanto a la formación en comisariado, Hormaechea denunció la carencia de iniciativas, especialmente en el sur. Surgió así el debate comparativo con Barcelona y el contexto catalán, del que han salido grandes profesionales como Borja-Villel, José Lebrero, Martí Manen, Ferrán Barenblit o Manuel Segade. Otro tema tratado fue el de las exposiciones por proyectos en las galerías, que deberían «pasar de vender objetos a vender ideas»-en palabras de D’Acosta-, apostando no sólo por artistas del contexto cercano sino también por abrir caminos «con otros contextos y valores como Hispanoamérica o los países del Este». Al igual que durante la mañana, se habló de «artistas muy potentes» al referirse a la gran calidad del arte andaluz y del deseo de un cambio de mentalidad y estrategia que favorezca el reconocimiento en su propia tierra, que debería lograrse con la colaboración institucional.
*Imagen: Mesa redonda III `El comisariado en España´.
Tras este exhaustivo repaso por todo lo tratado y discutido en este evento que afrontaba su primera edición, las conclusiones a extraer son variadas y, ni que decir tiene, ninguna de las traídas a colación de este reportaje son únicas e incuestionables. Para su directora –Rocío Muñoz Valseca- «el esfuerzo del equipo se ha visto recompensado. Ahora toca analizar, reflexionar y sacar conclusiones» de cara a su continuidad en una próxima edición que, afirma, se hará realidad sin duda alguna.
Visto con perspectiva y aunque cualquier intento por hacer germinar el interés por el arte contemporáneo en esta ciudad es digno de alabar, es cierto que –tal y como expresaron algunos de los asistentes al congreso- el discurso a tratar podría haber sido más amplio y menos sesgado, más en la línea del “qué hacer” para favorecer la respuesta social en torno a la creación actual, haciéndola más acorde a la calidad de lo que se propone en Sevilla. Sin poner en duda la relevancia de los agentes invitados y por supuesto el interés de los temas discutidos a lo largo de estos dos días, es cierto que quizás haya faltado –o eso se ha percibido- un paso previo de análisis y asimilación de los problemas existentes relacionados a la contemporaneidad en la ciudad, un preguntarse por “qué es lo que hace falta” para que el evento se convirtiera en un punto de inflexión real que pudiera ser llevado a la práctica.
También hay que señalar el inexistente respaldo al congreso por parte de las instituciones públicas, ente primordial en el panorama artístico andaluz, teniendo en cuenta que los principales museos de la comunidad son gestionados desde este ámbito. Sin embargo, y como apuntaba uno de los ponentes mencionados, quizás sea hora de tomar las riendas de la situación y apostar por un trabajo colaborativo, actuando desde lo particular, para empezar verdaderamente a pulir un diamante en bruto como es el del contexto artístico andaluz. Por este motivo, no podemos más que felicitar una iniciativa como esta, ofreciéndoles todo nuestro apoyo con el objetivo de seguir remando juntos hacia un futuro mejor y, sin duda, plagado de expectativas.