ANTONIO PÉREZ > Zoo
Colectivo Imagen - Fuengirola
Hasta el 13 de marzo de 2015
¿Quién se encontraba a cada lado de aquellos barrotes? Esta pregunta surge de una confrontación, de un juego de contrarios, de una oposición que al mismo tiempo es un vínculo y es precisamente este concepto el quid del trabajo de Antonio Pérez (Tarifa, 1970), un fotógrafo de fuerte compromiso social y humano que ha recorrido medio mundo descubriendo similitudes y denunciando diferencias, pero nunca sin perder el humor, lo que es uno de sus elementos más característicos tanto en su trabajo como en su persona.
Comentemos dos de sus últimos trabajos: ‘Reciclantes´ (2014-15) y ‘Nuevas postales desde Marrakech’ (2014). El primero en Ghana, en uno de los mayores vertederos de África donde van a parar los desechos tecnológicos del primer mundo para ser despiezados y reutilizados sin ningún tipo de seguridad ni control, -aquí encontramos de nuevo una oposición -las dos velocidades del mundo, y un vínculo -la globalización-. Allí Antonio tomó retratos de sus habitantes introduciendo ya un elemento exógeno: mientras unos sostenían una tela neutra, otro en medio de la misma era fotografiado descontextualizado del deprimente paisaje, siendo capturada la escena al completo con la reflexión subsecuente. En Marrakech, por otra parte, puso el foco en el contraste que se produce entre el mito romántico, la expectativa del tópico y la realidad de una ciudad viva, tan tradicional como moderna, y lo hizo mediante la inclusión de fragmentos de postales turísticas en el mismo plano fotográfico.
En este nuevo proyecto, expuesto en el Colectivo Imagen (Fuengirola), Antonio Pérez vuelve a utilizar este mismo recurso para tratar una problemática tanto ética como profundamente antropológica y para ello, recorre distintos zoos desde Burkina Faso hasta Japón pasando por Valencia. Allí, busca a los primates, se pone de espaldas a ellos y de frente a los espectadores e introduciendo un pequeño espejo en la imagen consigue fundir a unos y otros en un collage coherente. Dejando el obvio sentido humorístico al lado, nos encontramos que, uno frente al otro, se sugiere muy sutilmente que la sapiencia de ambos homínidos puede ser más cuantitativa que cualitativa, quedando evidente la cercanía y el nexo que tenemos con nuestros primos evolutivos, lo cual es también bastante cómico, pero de una forma mucho más refinada y crítica con nosotros mismos como especie.