Simetría, equilibrio, sencillez. De esta manera podríamos definir la obra de Emilio Gañán (Plasencia, Cáceres, 1971). Sin embargo, en sus últimas series, expuestas ahora en la Galería Alarcón Criado, rompe, aunque no totalmente, con esos conceptos hasta ahora siempre presentes en su producción. Con esta exposición sintetiza su vocabulario de recursos, una serie de aspectos lingüísticos que se han ido definiendo progresivamente desde hace una década.

Líneas, puntos y planos son los elementos que configuran su trabajo. Éstos han sido los ingredientes esenciales, junto a la búsqueda de equilibrios en el espacio, para crear un sistema de expresión que ha ido evolucionando con el tiempo y que, según él mismo afirma, lo seguirá haciendo. Tal y como calificó Javier Hernando, una "geometría sensible" que hace compatible el rigor de la misma, y el color y la materia, elementos que dan sensualidad a sus creaciones.

Dentro de la muestra encontramos una serie de pinturas que se acercan a lo que Gañán ya había realizado con anterioridad. Líneas negras sobre el plano creando profundidad, un trampantojo que invita al espectador a mirar en su interior para cerciorarse de que se trata tan sólo de un efecto óptico.

Sin embargo, también muestra obras que se alejan de todo lo anterior, en gran medida por el uso que hace del color. Es el caso de los 12 lienzos colocados en horizontal que, aunque similares a la serie ‘Espacio concreto’ que expuso en el año 2012 en la Galería Ángeles Baños (Badajoz), en esta ocasión ganan fuerza por el colorido, creando formas cercanas al arte madí latinoamericano.

Del mismo modo, el artista introduce innovaciones en el díptico, realizado con pequeñas pinceladas creando un juego visual, un mosaico muy sugerente de tonalidades verdosas, color que ya había introducido en sus pinturas en alguna ocasión.

La producción de Emilio Gañán nos muestra cómo la pintura geométrica puede llegar a ser tan seductora como cualquier otra, limitándose a ofrecer al espectador un mero placer para la vista. A ello contribuye su modo de comunicar, construyendo una trayectoria con la que ha ido conformando poco a poco su lenguaje o, como el propio artista lo llama, "su argot".