El consumo en el que la sociedad de masas actual se encuentra inmersa se extiende ya a todos los niveles de nuestra experiencia vital, no solo en las zonas públicas, sino también en la intimidad de nuestras casas y en los espacios de tránsito por los que nos desplazamos para llegar de unos a otros. Ese espíritu consumista se manifiesta a través de todo tipo de mecanismos promocionales que pretenden inducirnos e incluso crearnos la necesidad de comprar aquello que anuncian. Poco a poco, estos elementos de reclamo se han ido introduciendo en nuestra percepción cotidiana de la realidad y se asientan firmemente en ella hasta convertirse parte indisoluble de la misma. Desde Andy Warhol a Roy Lichtenstein, el Pop Art rescató estos objetos del fenómeno publicitario entre otros aspectos de la vida cotidiana para introducirlos en la esfera artística, como ya hicieran a su manera anteriormente los dadaístas con sus ready-made. Ahora, Miguel Ángel Moreno Carretero (El Carpio, Córdoba, 1980) retoma esta línea para proponer una interesante reflexión crítica con un fuerte componente biográfico.

 

El artista presenta en esta muestra seis años de trabajo e investigación y un largo bagaje visual adquirido desde su infancia. Como hijo de camionero, las referencias a sus vivencias en el tráiler de su padre resultan fundamentales en esta propuesta. La exposición compone un viaje a través de una autovía imaginaria en la que los artefactos publicitarios que inundan estos espacios intermedios son representados por fotografías e instalaciones. Siguiendo una cadencia rítmica muy amena, las obras se van sucediendo en el sentido lineal de un trayecto, con la puntualización de exponerse por analogías temáticas las piezas que reproduzcan el mismo tipo de formas o según el producto que estén anunciando para mostrar de esta modo la variación, en la mayoría de los casos sutil, de un mismo tema que por su origen propagandístico debería destacarse y distinguirse por su originalidad. Moreno Carretero, director desde 2001 de “Scarpia, Jornadas de Intervención artística en el Espacio Natural y Urbano de El Carpio” que este año ha celebrado su XIII edición, apela a la propia memoria del espectador sobre sus viajes por carretera de forma que fácilmente se identifique con el fotógrafo y pueda revivir el haber contemplado, aunque sin reparar demasiado en ellos, estos objetos vulgares y cotidianos que encontró en el horizonte de sus travesías.

¿Es solo una crítica al consumismo o a su total invasión en nuestras vidas lo que denuncia? En realidad su reflexión va más allá, hasta plantear un paralelismo entre publicidad y el propio arte, pues su presencia nos rodea, aunque para algunos sea de forma inconsciente, y su influencia en nuestra experiencia diaria es innegable, aunando la poética del arte y la seducción de la publicidad en esta exposición en la que ambos conceptos se fusionan en su propia concepción mediante imágenes de estos artefactos, desde el principio carentes de un sentido artístico original que adquieren una nueva dimensión a través de la mirada del artista.