MARÍA ORTEGA ESTEPA > Un claro inesperado
La Caja China - Sevilla
Hasta finales de junio de 2016
Cuando el recuerdo aparece en la mente de una persona lo hace como si se encendiera una luz en la más inmensa oscuridad, recreando el ambiente o el paisaje que alguna vez formaron o siguen formando parte de nosotros. Haciendo referencia a sus experiencias vitales, la artista María Ortega Estepa (Córdoba, 1983) presenta hasta finales del mes de junio la muestra `Un claro inesperado´ en la galería sevillana La Caja China.
La naturaleza siempre está presente en su obra. En ella podemos contemplar el paisaje, los bosques, el cielo, las estrellas, las montañas y la figura emblemática en su trabajo, el árbol, símbolo ancestral tan reproducido en la Historia del Arte -la representación más antigua se remonta al siglo IX a.c en Mesopotamia-. La autora recurre frecuentemente a esta figura, estableciendo una comparación con lo que ha supuesto el árbol desde el inicio de la Humanidad, asemejándola con sus propias raíces y realizando un constante homenaje a lo que considera un referente serían; sus abuelos.
Como quien abre un diario personal y deja al descubierto su mundo interior, los recuerdos y las vivencias de María Ortega pasan de la abstracción a la materialización, quedando reflejados en `Un claro inesperado´ con trece piezas fechadas en 2016. `Cosmos: La Armonía´ y el `El azar de lo habitado´ son los títulos de las dos series que se muestran en la sala donde plasma sus recuerdos y vivencias. La artista cordobesa invita al espectador a iniciar un viaje hacia lo más profundo de sus raíces a través de una serie de cartografías donde la luz se abre paso ante la oscuridad, dejando al descubierto esos paisajes que decoran nuestra memoria colectiva.
La primera pieza que encontramos en la galería da nombre a la exposición. En ella pinta con acrílico y óleo, base de la mayoría de sus obras, un bosque oscuro repleto donde se insinúan los troncos de los árboles y una casa totalmente iluminada, con paredes cristalinas -parecida a un invernadero o incluso al Palacio de Cristal del Parque del Retiro de Madrid-, repleta de vegetación. La noche y el día, la oscuridad y la luz se encuentran en un mismo plano, como sucederá en las otras piezas. En `Wardian Cases (guardo una noche para ti)´, perteneciente a la primera serie, la artista construye elementos geométricos dibujados en un oscuro firmamento plagado de estrellas donde siluetas esbozadas de un hogar resaltan sobre un horizonte cálido, apareciendo de nuevo el esbozo de finas líneas de una vivienda. Formas que recuerdan a las puntas de los icebergs que sobresalen del océano en mitad de la noche o paisajes que recuerdan al fondo del mar -serie `El azar de lo habitado´- representan escenas simbolistas. Éstas llaman la atención, además de por el extraordinario uso del color y por su marcado carácter poético, por su cualidad táctil debido al empleo de diversas técnicas: papel, hojas secas, cartón, tintas, esmalte y óleo, materiales que descubrirá el espectador al acercarse a la obra.
El célebre pintor Marc Chagall ha influido en su trabajo, dotándolo de atmósferas de ensoñación y nostalgia que ha derivado en el desarrollo de un estilo pictórico personal. En sus paisajes se percibe la personalidad de la artista, el optimismo, la ilusión y la esperanza, pequeños paraísos donde se da la metáfora de la vida.
Memoria y raíces convertidos en pintura y collage crean una colección de momentos vividos, una reflexión sobre el paso del tiempo y nuestra existencia en el mundo. Una biografía ilustrada con geografías misteriosas y enigmáticas que nos desvela el viaje al autoconocimiento con la que María Ortega Estepa busca crear su propio árbol genealógico, representando sus antepasados, su historia y sus experiencias en una especie de mapa de color y de vida.