MARA LEÓN > Tropos
Galería Cero - Grupo EFTI – Madrid
Hasta el 16 de abril de 2016
El retrato femenino es un género cultivado desde los albores de las manifestaciones artísticas que ha evolucionado estilísticamente en los siglos sucedidos entonces. En cambio, una constante histórica ha sido que si bien la retratada era una mujer, el retratista era, al menos hasta el siglo XX con raras excepciones, un hombre de forma sistemática, y esto conlleva una serie de condicionantes implícitos. Más allá de las circunstancias sociales y culturales de cada momento, por las que por ejemplo solo las mujeres de una alta posición social protagonizaban los retratos artísticos, el aspecto que por norma general se atribuía y se buscaba en estos, llegando incluso a la idealización, era la belleza, sujeta claro está a los arquetipos de cada época. Una belleza que en el caso de los desnudos femeninos iba más allá, en busca de la sensualidad y el erotismo en un proceso en el cuál el hombre volvía a dirigirse al hombre, mientras la mujer era simplemente objeto de representación. Todo esto cambia cuando esta se convierte en autora con posibilidades reales de ser artista y de plasmar a través de sus obras, incluso de sus propios autorretratos, sus intereses, inquietudes, preocupaciones, sentimientos… desde su propio punto de vista, sin intermediarios y dirigiéndose directamente a quienes ella quiera alcanzar. Mara León (Sevilla, 1970) consigue esta conexión a través de sus obras, siempre protagonizadas por ella misma, en las que se presenta desnuda metafórica y literalmente para transmitir en cada una de ellas cómo es el mundo según su perspectiva, su mundo.
Para esta artista multidisciplinar, que trabaja desde la fotografía a la videoinstalación, su cuerpo es el principal mecanismo de expresión de sus ideas, base de su concepción creativa en la que interviene un fuerte componente autobiográfico. Para ella el arte no solo es un medio de comunicación con los demás, sino también supone el mejor recurso para comprenderse a sí misma y aquello que le ocurre y que pasa a formar parte de su ser. Este incesante proceso de cambio incide de forma física, psicológica y artística a menor o mayor escala, y en el seno de la producción que ahora presenta en ‘Tropos’, así como en sus últimos proyectos expuestos anteriormente, se encuentra un hecho decisivo en su vida, la superación de un cáncer de mama.
A partir de este suceso, Mara León realiza un trabajo introspectivo para canalizar sus emociones a través de las series ‘Piezas’ y ‘-730-’ en las que basa el discurso de esta muestra con una selección de obras, algunas de las cuáles pudieron contemplarse ya junto a las fotografías de Sonia Espigares en la exposición ‘El cuerpo y el lugar’ (2014), celebrada en la galería sevillana Rafael Ortiz.
En ellas se mantiene la máxima de utilizar su cuerpo como instrumento artístico pudiendo identificarse en cierta medida con las prácticas del Body Art, especialmente en la ‘Pieza 012’, en la que su cabellera se convierte en el soporte de una obra cuyo evidente carácter orgánico y perecedero nos lleva a reflexionar sobre la fugacidad del tiempo ante el transcurso natural de la vida. En cambio, la ‘Pieza 014’ adquiere una nueva dimensión simbólica gracias al uso de las formas: la impactante desnudez de su cabeza, anunciada ya por la obra anterior, emerge como una esfera casi perfecta, figura que históricamente siempre se ha relacionado con la perfección y la divinidad en la creación del mundo. Su aparente simplicidad se complica, sin embargo, en la ‘Pieza 015’ en la que la puesta en escena de la fotografía incluye ahora un nuevo elemento, un campo de dientes de león recubriendo su cuerpo, flores de rápida caducidad que evoca la imagen bucólica de los deseos más íntimos jamás revelados. Esto junto a la postura yacente adoptada por la artista, trae a la imaginación la figura de la “bella durmiente”, la princesa de cuento que esperaba a ser rescatada y despertar a la auténtica realidad. Pero no es este el mensaje de León, sino todo lo contrario, la reivindicación de la autosuficiencia y la independencia de la mujer, capaz de auxiliarse a sí misma y resolver sus propios problemas, un mensaje que subyace en toda su producción.
Cierran la exposición, tras la videoinstalación ‘Verde’ en la que un manto del color de la esperanza cubre sus espaldas en la huida de Mara a través del bosque, dos piezas de ‘-730-’, un proyecto de compromiso social y denuncia de la situación y el desamparo de las mujeres que tras pasar una mastectomía tienen que aguardar mínimo dos años según la comunidad autónoma para la reconstrucción de su pecho perdido. La fotógrafa inserta una imagen de su busto mostrando la cicatriz de la operación por cada día de cada mes transcurrido desde entonces, de los que se presentan en esta exposición tan solo dos, mientras otros dos se muestran en el espacio contiguo a la galería de la escuela EFTI, en la que León cursó el Máster Internacional de Fotografía Conceptual obteniendo la Mención Especial de su promoción. Pero no se queda aquí, el formato vídeo también sirve de soporte para este contundente reclamo de fuerte impacto actualmente, y los escenarios ocupados por sus “almanaques” alcanzan los espacios en los que es más patente la realidad de su situación, igual a la de miles de mujeres en España, como son los centros de salud, hospitales y clínicas en los que la artista, sus alumnos y allegados los cuelgan para evitar su olvido y lograr la concienciación de la población.
Por tanto, el concepto y el contenido de trasfondo que transmiten sus obras suponen su esencia y, aunque sea un aspecto secundario en su producción, esta se desarrolla en una estética clara, diáfana y blanca, que evoca la pureza y subraya la franqueza con la que se presenta ante el público. Este es el mundo de Mara León: la piel como lienzo en blanco en el que todo puede plasmarse y como fuente inagotable de conocimiento sobre uno mismo para poder conectar con los demás.
