ENRIQUE QUEJIDO > Pinturas y dibujos de los sesenta y setenta
Galería Magda Bellotti - Madrid
Hasta el 30 enero de 2016
«Vive para ti solo si pudieres, pues solo para ti, si mueres, mueres» es la máxima existencialista que sirve de prólogo a esta exposición de Enrique Quejido (Sevilla, 1948), cita que pertenece a la canción ´El Escarmiento´ y cuyos versos corresponden al final de los días de la vida de Francisco Quevedo. Interesantes palabras para reflexionar antes de entrar en la sala, sobre las intenciones del artista, si tenemos que replantearnos la manera de vivir la vida o quiere demostrarnos que lo que parece fácil es en realidad incómodo. ¿Por qué ha estado callado tanto tiempo?, ¿nos habla de la soledad, de la individualidad, de la opinión de los demás? O por otra parte, ¿es una manera de recordarnos que la realidad nos pone en nuestro sitio, independientemente de los sueños y las voluntades?…. ¿Por qué este memento mori?
Con esta introducción y el suspense de un creador del que no aparece casi información en la red, que decide no hacerse ver y que no participa activamente en la vida artística, esta muestra invita al espectador a que se convierta en una experiencia inquietante. Acercarse a la obra de Enrique Quejido requiere la curiosidad de conocer a un artista que vive parapetado en la sombra, que actúa en permanente sigilo y muestra su trabajo para que hable por él. Junto con su reconocido hermano Manuel Quejido (Sevilla, 1946) pertenece a una generación de artistas que creía activamente en el valor de la nueva pintura, una manera de hacer que marcaba el rumbo de la producción pictórica española de los ochenta. Ahora, nos hace partícipes de esa conversación con esta exposición individual concentrada en la obra de Enrique Quejido, datada entre los años sesenta y setenta, reservando para la exhibición en carpetas su trabajo actual, fechable ya a partir del 2000.
El primer contacto con la sala es una explosión de color, evidenciada en sus bocetos en papel, -caras a y b-, arrancadas de un bloc que completa con sus notas e interpelaciones a sí mismo, de donde se puede extraer su actitud rigurosa y en continua lucha. «El momento de pintar debe ser-será una acción continua, una invasión a toda tela de color y luz» indica el sevillano. Excluye de sus trazos las líneas curvas y los somete a la rigidez de la composición, utilizando procedimientos que reflejan una obsesión por la investigación, por la forma, por el cromatismo y por los materiales. Se observa fácilmente que las piezas corresponden a varias fases de exploración y ensayo aunque el espacio está marcado por una predominante tendencia neoplástica. Un trabajo basado fundamentalmente en un escrito de Piet Mondrian: ´Un Nuevo Realismo´.
Detenidamente, en dos de sus piezas se puede apreciar el paso del tiempo, dignificando aún más el color, las grietas que dejan ver su interior, rasguños de los años sesenta que ahora seguro le hacen esbozar una sonrisa no tanto de nostalgia como de orgullo por corroborar alguna de sus teorías y llegar a alguna conclusión.
Tras un recorrido guiado por la rectitud de su trazo, replanteando el camino de la pintura (alternativa al excesivo peso del informalismo propio de la época de los setenta), la exposición también recopila piezas significativas de momentos vitales del autor en su desarrollo personal. Gestos de complicidad y anécdotas que cuentan el emotivo vínculo de dos artistas, dos hermanos, que contemplaron la mirada hacia un paisaje y cuyo paisaje les ha devuelto esa mirada hoy. Manolo, artista activo en continuo reconocimiento, y Enrique, compartieron su experiencia del arte pero a éste último parece evocarle al reclutamiento y a mantenerse plegado.
Es una ocasión única para acercarse a este trabajo, no muy conocido en la actualidad, y así poder abordar el reflejo de su personaje, que descubre a un asceta o lobo solitario dispuesto a llegar a los confines de la composición pictórica desde una posición de estudio sin exhibicionismo, destinado a «recrear la necesidad de continuar» con capacidad técnica, visión artística, crítica y experimental que luce tal que así en el mundo de hoy.