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ANTOINE D’AGATA, ESCENARIOS IRREVERSIBLES
por Laura Carneros Publicado el 18 de Diciembre de 2015

ANTOINE D’AGATA > Anticorps
 
La Térmica - Málaga
Hasta el 5 de febrero 2016


Detrás de las imágenes mediáticas que componen la realidad cotidiana hay otro mundo hermético, apartado, donde apenas llega la luz. Es casi imposible tener un conocimiento aproximado de la miseria que se amontona en estos lugares ocultados a conciencia. El modelo de consumo, los conflictos, la política y otros factores globales, ejercen su influencia sobre el modo de vida de los individuos, generando ratoneras insalvables en los sectores sociales más desfavorecidos.
 
Antoine D’Agata (Marsella, 1961) se aleja de nosotros y se acerca a ellos: los drogadictos, las prostitutas, los delincuentes, los soldados, los inmigrantes, los últimos eslabones de la cadena de producción. La exposición ‘Anticorps’ que alberga el centro cultural La Térmica, muestra una realidad asfixiante de la que es imposible escapar. A través de un montaje donde las fotografías se suceden cubriendo por completo las paredes, el espectador queda atrapado y reducido en una caja sin respiradero.
 
La crudeza de las escenas retratadas por este fotógrafo de la agencia Magnum, revelan un espacio y unos personajes tan degenerados que resulta pavoroso creer la veracidad de las instantáneas. En ellas pueden verse antros de paredes tan desprotegidas como sus habitantes, cuerpos sobre colchones tirados en el suelo donde se retuercen siluetas fantasmagóricas. Y muchos rostros amontonados: sin identidad, cadavéricos, ausentes, vacíos. El predominio de las tonalidades rojizas y azules, y las figuras desenfocadas alimentan la apariencia onírica. Pero a medida que el espectador se fija en cada parcela de la inmensa composición, comprende que D’Agata recrea esos lugares recónditos de manera claustrofóbica para transmitir esa sensación de “no escapatoria” en la que toda la humanidad se encuentra sumida. Todos somos partícipes del mismo engranaje, aunque estos lugares permanezcan apartados de la sociedad, como vertederos en el extrarradio.
 
La sangre y la suciedad quedan evidenciadas cuando el "flashazo" de D’Agata impacta sobre la materia y alumbra las madrigueras del submundo. El nivel de implicación del artista va más allá del meramente testimonial. Pues su documentación no solo plasma las vivencias ajenas; él también participa en la escena nocturna, llegando a registrar los propios encuentros con prostitutas o las experiencias derivadas del consumo de narcóticos.

A pesar de la desolación que presenta D’Agata -y aunque parezca imposible-, el artista francés encuentra esperanza en estos lugares; ya que éste considera las actividades turbias -prostitución, violencia y drogadicción- como una muestra de rebeldía e inconformismo ante la existencia deshumanizada a la que muchos seres son condenados desde su nacimiento. Ellos, considera el creador, son los anticuerpos, la respuesta a la enfermedad que padece el mundo globalizado. De carácter irreversible, inherente a la condición del individuo, los escenarios infestados que visita D’Agata adquieren también movimiento y voz. En una esquina de la sala, junto a la puerta, se proyecta un video de la obra que el autor también genera como documentalista cinematográfico. Desagradable y estremecedor, resulta imposible salir sin sentirse parte del contagio.

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PRESENTE CONTINUO - Sevilla (España) - 2015 - ISSN 2444-5231
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