Mucho se ha especulado en los últimos años sobre la pérdida paulatina de capacidad crítica a la que el ser humano se está viendo sometido. El uso -o podríamos decir abuso- de las nuevas tecnologías nos nubla el juicio y reprime nuestras mentes, propiciando inexorablemente nuestra deriva hacia la “regresión evolutiva” en vez de aportarnos una libertad de pensamiento ilimitada… o al menos eso es lo que propone -entre otras cosas- María Cañas (Sevilla, 1972) en su muestra ‘Risas en la oscuridad’. Sin embargo, en una de las tantas contradicciones que rigen nuestras vidas, resulta que ella misma se considera cibernauta empedernida, con una producción video-artística irremediablemente prisionera de lo digital.
La explicación “ilógica” de este suceso se debe a que experimentar desde la contradicción es uno de los pilares que rigen la obra de esta autora sevillana, además de uno de los principales atractivos de la misma. Una relación de amor-odio con la que trata temas de lo más diversos, indagando en la situación socio-política y cultural que nos consume sin apenas darnos cuenta. Su objetivo: agitar nuestras “aburridas mentes” colapsadas por “pensamientos banales”. Por ello, Cañas comienza tocando la fibra sensible a más de uno, partiendo de lo específico -Sevilla, su ciudad y enclave de esta muestra- con piezas como ‘Sé villana. La Sevilla del diablo’ (2013), ‘Holy Thiller’ (2011) o ‘Al compás de la marabunta’ (2015). En ellas se reflejan las raíces más profundas del folclore local con un toque de hiriente ironía. Tres cocteleras visuales con las que la artista nos hace pensar en la paradoja de una ciudad que pugna por adaptarse a los tiempos que corren y, sin embargo, año tras año se deleita en sí misma a través de una tradición que resiste inamovible. Este alegato crítico que no deja indiferente al sevillano que se adentra en la muestra irá evolucionando a lo largo de la misma, tocando diferentes temas y derivando hacia lo global.
La inclusión de María Cañas en el ciclo ‘Mal de archivo’ no es fortuita -como no lo son nunca las decisiones del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) en materia de comisariado- ya que este título resulta de lo más conveniente a la hora de clasificar su trabajo. La producción de Cañas se caracteriza por una ingente labor como archivista, partiendo de su firme determinación de que toda persona es artista en sí misma. Por eso, sus piezas fotográficas y audiovisuales no son más que una apuesta por la cultura del reciclaje, donde el apropiacionismo de imágenes y la reasignación de significados se convierten en el eje principal que vertebra su actividad creativa. El ejemplo más claro en este caso sería la divertida pieza ‘La mano que trina’ (2015), una proyección viral de videos caseros encontrados en Youtube con el objetivo de hacernos reflexionar acerca de la sociedad actual a través de nuestra creciente drogodependencia a la tecnología. En este mismo sentido, se hace imposible pasar por alto su prolífero manejo del collage y el fotomontaje, del que se han elegido para la ocasión diferentes piezas pertenecientes a series como ‘Rest in Peace’, ‘Los monstruos de Hollywood’ o ‘Dioses y monstruos’.
Así es Cañas, video-guerrillera y hacker cultural, tal y como le gusta denominarse. Cree en la cultura libre y en la fuente inagotable de recursos que es Internet, donde el plagio, la remezcla y la recombinación da lugar a un fecundo e imperecedero laboratorio de ideas, todo ello pasado por el tamiz de un lenguaje artístico que bebe del dadaísmo, el punk y lo kitsch, y donde tampoco falta la ironía y la crítica mordaz. Para ello, la artista se sirve de una pequeña productora -Animalario TV Producciones- que ella misma dirige y se centra en la creación de un “Cine B” autoproducido y sin cámaras.
De esta forma, ‘Risas en la oscuridad’ se presenta como una revisión del pasado con el objetivo de ayudarnos a entender el presente y a escudriñar el futuro, asumiendo también la complejidad de condensar una joven retrospectiva en la que priman las piezas fílmicas. Este reto se ha resuelto con éxito a través de la combinación exquisita de formatos -televisiones, proyecciones, instalaciones- de entre las que cabe destacar la sala denominada ‘Documental Melodramático’ -que engloba las piezas ‘Kiss the Fire (I, II y III), El amor es el demonio, El coro del alma negra’ (2007) y ‘Kiss the Murder’ (2008) en una ingeniosa instalación-, así como también la que acoge ‘Risas en la oscuridad’ (2015), tres espeluznantes proyecciones que dan nombre a la exposición y reafirman el papel de la mujer moderna a través de la femme fatale made in Hollywood. También se debe resaltar la utilización de ocurrentes transiciones entre las diversas salas, aportando agilidad y equilibrio a la muestra.
Trece audiovisuales y ciento sesentaisiete fotomontajes que se suceden en los espacios del Claustrón Este del antiguo monasterio cartujo y nos hacen viajar por el mundo del cine, la literatura y la filosofía, así como desdibujar la delgada línea existente entre tradición y modernidad, admiración y fanatismo, sumisión y libertad. Una serie de postulados que rigen nuestras vidas ya sea en la capital de Andalucía o en cualquier parte del mundo.