Tradicionalmente uno de los principales dilemas que se ha mantenido a lo largo de la historia de la pintura ha sido el debate entre el dibujo y el color, y en base a esta elección se han postulado escuelas artísticas en el transcurso de los siglos, contemplándose rara vez en algunos movimientos una coexistencia equilibrada entre ambos conceptos. Aquellos que defendían la supremacía de la línea, entre ellos grandes maestros como Leon Battista Alberti o Miguel Ángel, se escudaban en la importancia de la composición, la estructura interna de las escenas, el contorno o la perspectiva. Si estos aspectos y el dibujo como paso inicial de este proceder artístico se han mantenido hasta el propio arte contemporáneo de nuestro tiempo se debe en parte al proceso de retroalimentación continuo que la Historia del Arte ha demostrado como una constante incuestionable. Estos dos conceptos, los del dibujo y la inspiración en artistas que le precedieron, son recogidos por Simon Zabell (Málaga, 1970) para dar lugar a un proyecto propio que, tal como indica el título de la exposición, puede resumirse en dos palabras, ‘Dibujo y traducción’.

 

Esta muestra supone la novena edición del programa ‘Conexiones’, el resultado de la colaboración entre la Colección ABC, cuya sala de exposición es la que acoge la obra de Zabell, y la Fundación Banco Santander que desde 2011 proponen en conjunto la promoción de artistas contemporáneos en relación al dibujo y la ilustración. Para ello, esta convocatoria que contempla además de la actual edición una décima en este mismo año, requiere que los artistas se basen en dos piezas a elegir entre los fondos de estas colecciones, asegurándose así un mejor conocimiento y la difusión de sus piezas, que se enriquecen con la suma de los enlaces artísticos que los creadores contemporáneos se disponen a establecer, a destacar entre ellos el también andaluz Juan Carlos Bracho en la segunda edición, o Jesús Zurita, afincado en Granada, en la quinta.

 

En esta ocasión, Simon Zabell ha ideado un site-specific para esta exposición -comisariada por Óscar Alonso Molina- a partir del lienzo de Guillermo Pérez Villalta ‘El ámbito del pensamiento’ (1989) de la Colección Banco Santander, y la serie de ocho bocetos para las portadas de la revista ‘Blanco y Negro’ de la Colección ABC. El cuadro del pintor gaditano encierra una compleja estructura interna organizada en planos y facetas determinados por un foco de luz, una composición de líneas que Zabell recoge como base para la investigación formal de sus obras. Las portadas de ‘Blanco y Negro’ (1931-1935) le sirven por otra parte para definir la gama cromática que en el lienzo de Villalta quedaba ya esbozada, y así estos dibujos preparatorios se ordenan sobre una paleta de color disponiéndose en el interior de una vitrina continua.

 

Para establecer estas interrelaciones entre las piezas que ha escogido y su propia aportación, se ha ayudado de una pregunta directa, «¿Qué significa el dibujo?», que si bien puede parecer sencilla, en realidad encierra todo un mundo de reflexión conceptual y teórica que se mantiene muy presente en la trayectoria de este artista. La consecuencia de esta miscelánea es un discurso en el que tienen cabida no sólo obras ajenas que pasan a quedar integradas, sino una producción personal que va desde la pintura con spray a la instalación, sin olvidar la escultura. Así, figuras tridimensionales se adosan a la pared dando la impresión de que el poliedro presente en el cuadro de Villalta ha logrado zafarse del marco hasta llegar a las tres reinterpretaciones que Zabell realiza en lienzo, que en realidad se convierten en un estudio para comprender la composición de la esta obra. Mientras, dos instalaciones lumínicas completan el conjunto. Empleando focos enfrentados dispuestos en el suelo, rayos de color cambiante se dispersan por paredes y techos, creando líneas de luz que se entrelazan y marcan un ritmo propio.

 

«Todo lo que hay aquí está construido con líneas» expone Zabell en el catálogo de la exposición. No obstante, los matices cromáticos en perfecta consonancia son los primeros en recibir al espectador y en crear el tono medio de la muestra, apelando así a su percepción sensible en primer lugar. Pero pronto el dibujo se revela, ya que subyace manteniéndose en un plano omnipresente que supone el soporte de la dimensión lógica y racional del conjunto, transformándose continuamente para adaptarse a las distintas formas de expresión que se congregan en esta exposición, desde las aristas de las esculturas a los haces de luz de las instalaciones. Todo dentro de una estética basada en el equilibrio y la belleza formal de unas piezas que crean una armonía, una coherencia interna, que remata definitivamente el proyecto.