El siglo XXI ha sido bautizado como el de la Sociedad de la Información, un término que a priori debería ser sinónimo de optimismo. Sin embargo, en la facilidad de acceso al conocimiento no siempre va implícita la calidad del mismo. Por ello, los especialistas en la materia han dictaminado que el colectivo humano actual padece una severa dolencia de “infoxicación”, haciendo alusión a la “sobreinformación” a la que nos vemos sometidos a diario. Si bien es cierto que poseemos herramientas imposibles de imaginar hace unos años y que sirven para formarnos correctamente, también adolecemos -quizás por exceso de ingenuidad- de cierta incapacidad para desentrañar la verdad de la mentira, la realidad de la ficción, en toda esa vorágine de saber.
En esta dicotomía perpetua se encuentra de alguna forma la obra de Dénes Farkas (Budapest, Hungría, 1974). Una aproximación a la relatividad del conocimiento y las contradicciones del lenguaje a través de procesos artísticos de gran calado conceptual pero, a su vez, de ejecución atractiva, minimalista y visual. Su producción puede enmarcarse dentro del Post-conceptualismo, donde la obra se convierte en un archivo formado por imágenes y palabras combinadas en igualdad de condiciones. Asimismo, la utilización de una cámara fotográfica analógica de formato medio Hasselblad, con carrete en blanco y negro, aporta a las imágenes un matiz sensorial de especial delicadeza que refuerza el acabado artístico de sus piezas, pero también acompaña al discurso intelectual de las mismas.
A pesar de haber nacido en Hungría, Farkas pertenece a una nueva generación de artistas afincados en los países colindantes a la Unión Soviética -concretamente en Estonia- que han terminado por superar este pesado lastre y se alzan independientes y ansiosos por acercarse a los postulados europeístas. De esta forma, Farkas se ha convertido en uno de los creadores residentes en Estonia con mayor proyección internacional, siendo elegido en 2013 para representar de forma individual a este país en la 55 edición de la Bienal de Venecia con un proyecto titulado ‘Evidence in Advance’. Además, también se ha de reseñar la boyante presentación de su trabajo ‘Ars Poetica’ en la feria The Armory Show 2014 (Nueva York), siendo el único artista representado en el evento por la Ani Molnár Gallery de Budapest. Por todo esto, resulta cuanto menos inquietante que su muestra ‘A Very Small Apotheosis’ (2015) vaya a pasar por la ciudad de Sevilla prácticamente inadvertida.
Cincuenta piezas son las que se distribuyen en el espacio de la galería Alarcón Criado conformando esta exposición, la primera del artista en España sin contar su breve participación en ARCO 2014. Medio centenar de obras sobre papel realizadas exprofeso para este lugar, enmarcadas de manera convencional y colocadas en una perfecta línea recta perpendicular a la entrada. Esta horizontalidad unida al formato en papel -ordenadas como si fuesen hojas arrancadas de un libro- fomenta una lectura continuada, una intencionalidad narrativa que pronto se descubre imposible de conseguir y que potencia la naturaleza incongruente que caracteriza toda la producción del artista.
‘A Very Small Apotheosis’ es la secuela de los trabajos anteriormente nombrados. Tanto ‘Evidence in Advance’ como ‘Ars Poetica’ pretenden una reflexión filosófica en torno al lenguaje y la continua necesidad del hombre por entender y explicar el mundo a través del mismo, basándose en los postulados del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein. Sin embargo, la conclusión final de este proceso intelectual es -como dijera Wittgenstein- el “fallo masivo”, el fracaso final del hombre en su intención por entender de manera absoluta lo que le rodea, es decir, la imposibilidad del lenguaje descriptivo de convertirse en un medio completamente científico para conocer la realidad.
Esta reflexión es la que nos ofrece la muestra en cuestión, a través de una serie de piezas en pequeño formato que combinan palabra e imagen. Aunque el empeño inicial del espectador es el de asociar ambas, pronto se dará cuenta de que su afán es inviable. Las imágenes que ilustran cada uno de estos trabajos son detalles descontextualizados de seis fotografías reveladas en gran formato -una de ellas puede verse como parte de la propia exposición, aunque desvinculada de la lectura general de la misma- que reflejan austeros interiores o sugestivas escenas vegetales. Estos pequeños instantes segmentados, por lo general velados o distorsionados por la modesta calidad de la captura analógica, aparecen acompañados de fragmentos textuales extraídos de entrevistas realizadas a escritores hispanoamericanos en inglés, que han sufrido una nueva traducción al español a la hora de incluirlos en dicha serie.
El resultado final es una sucesión de elementos desconcertantes que aluden a lo abstracto y complejo que es nuestro presente, más ahora cuando las nuevas tecnologías nos hacen perder el contacto real con el mundo físico circundante. Así, esta huida hacia lo absurdo, hacia lo paradójico, es fruto de la visión sesgada de la realidad a la que nos enfrentamos cada día y sin embargo, es también el resultado de una nostálgica impresión de lo que permanece y se nos escapa.