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FERNANDO CLEMENTE, VOLVER A LA IMAGEN
por Pamela Medina Publicado el 28 de Mayo de 2015

FERNANDO CLEMENTE > La imagen vuelta

La Caja China - Sevilla

Hasta el 30 de junio de 2015

 

Durante la década de los ochenta, concretamente al sur de España, una prolífera generación de jóvenes pintores parecía haber hecho todas las revoluciones posibles¹. Visto con cierta perspectiva, tras la efervescencia cultural de aquellos años, los noventa estaban destinados a ser un páramo resacoso de los días alegres habitado por espectadores estupefactos ante la llegada del nuevo milenio. En este contexto, un grupo de tres estudiantes de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, aglutinaron sus energías creativas en un proyecto colectivo que sería, en gran medida, responsable de reavivar la llama de la creación andaluza: La Richard Channin Foundation.

Activos entre 1999 y 2001, la ‘Channin’ -como también se le conoce-  debió su nombre a la deliberada estética hortera que enarbolaba y a un juego de palabras ideado de forma espontánea por sus miembros, después de una inauguración en La Caja China; la misma que hoy acoge la muestra individual del más joven de sus integrantes, Fernando Clemente (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1975). No es la primera vez que el trabajo de Clemente es exhibido en este espacio, pues, junto a Javier Parrilla y Rubén Guerrero entre otros, fue uno de los siete artistas que en abril de 1999 daban el pistoletazo inicial a esta ya indispensable galería situada en pleno corazón del Arenal de Sevilla.

Han pasado tres lustros de todo aquello, y poco queda en su obra de la figuración asociada a los artistas de su generación, y mucho menos del componente narrativo y próximo al kitsch que inundaba buena parte de su producción bajo la conjunción ‘Channin’. No obstante, si bien los estilos cambian, la esencia se mantiene indemne. Por extraño que parezca, la abstracción geométrica que rige la actual propuesta del artista jerezano descansa en reflexiones no tan alejadas de las cuestiones que ocupaban al trío artístico andaluz. Para ellos, el cine, la televisión, internet y la cultura popular en prácticamente todas sus facetas, eran una fuente inacabable de estimulación e inspiración. Sin embargo, como caras de una misma moneda, toda la abundancia visual que Fernando por aquel entonces abrazaba y reinterpretaba con ironía y humor, se ha convertido en una especie de contra-modelo preparatorio para una apuesta pictórica inteligente y muy personal.

De la mano de Luca Pacioli, Clemente propone un discurso inspirado en las teorías que este fraile matemático italiano del Renacimiento plasmó en su tratado sobre La Divina Proporción. Si para Pacioli, los sentidos -principalmente la visión- son una vía de acceso al conocimiento, el exceso de información al que asistimos hoy en día, interrumpe este flujo natural. De la necesidad de retornar a este ideal de percepción y en consecuencia restituir este nexo, surge `La imagen vuelta´, que es o pretende ser -si bien se quiere entender así- una vuelta a la imagen.

Para este cometido bien viene prescindir de cualquier elemento accesorio, por lo que las creaciones de Clemente, sin títulos, sin cartelas explicativas, ni datos asociados, sólo se abren al espectador mediante las formas y el color (o, lo que es lo mismo, por medio de la pintura en sí misma como único vehículo de transmisión sensorial). Se podría decir que el pretexto teórico de la muestra tropieza, a la larga, con una premisa transversal en su carrera: la pintura por la pintura.

Desde una perspectiva formal, la hegemonía de intensos azules, verdes,  rosas y morados, delatan el uso de una paleta más vibrante en relación con sus anteriores trabajos. Asimismo, estos planos de color aplicados dentro de unos límites predefinidos, construyen composiciones geométricas más densas que en otras ocasiones, a la vez que muy dinámicas por el persistente uso de diagonales. En algunas piezas -especialmente en las de menor escala- el artista se toma la libertad de dejar espacios sin resolver, llegando a ofrecer a la vista, el blanco de la tela desnuda. Del mismo modo, manchas, errores, excesos y rebordes de pintura, trazos del pincel e incluso las guías realizadas con grafito sobre el lienzo, perfectamente visibles, son licencias permitidas dentro del universo plástico de Fernando Clemente.

De los siete trabajos expuestos, una pintura de composición simétrica -diferente por tanto a todas las demás- y el elemento tridimensional que la acompaña, ponen una nota distintitiva. El eclecticismo y desenfado de su propuesta queda de manifiesto tanto en sus ya asiduas exploraciones escultóricas como en el propio tratamiento pictórico: abstracciones planimétricas de color que flirtean con la espacialidad (y, por momentos, incluso con la figuración) a través de sombras y veladuras -solo por destacar otra de sus singularidades-. En este sentido, y puestos a desvelar particularidades, no está de más decir que la “calma de mirar” referida en el statement de la muestra, se busca por la vía de la intensidad cromática, los altos contrastes y las composiciones enérgicas… ¿Un remanente de “ironía channin” en todo esto? Es posible, pero muy elegante.

 
¹ En enero del 2014 se celebró en el CAAC de Sevilla la muestra colectiva ‘Todas las revoluciones están hechas’, sobre el retorno a la pintura y a la figuración durante los años 80.

PRESENTE CONTINUO - Sevilla (España) - 2015 - ISSN 2444-5231
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