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HORACIO COPPOLA, EL VÉRTIGO DE LA CIUDAD
por Sergio R. Arjona Publicado el 11 de Mayo de 2016

HORACIO COPPOLA > Horacio Coppola. Una exposición de fotografía de la Colección Telefónica

Sala Vimcorsa - Córdoba
Hasta el 21 de junio de 2016

 

«Las callecitas de Buenos Aires tienen ese, qué sé yo ¿viste?»…Así comienza `Balada para un loco´ (1969)[1], un himno para los argentinos, que describe una ciudad romántica, bohemia e incluso algo surrealista. Esa mezcla de arquitectura ecléctica y moderna; su gente amable; su pausado dinamismo o su luz, crean en el viandante una sensación única, difícil de describir, según cuentan muchos visitantes al volver de la capital porteña. Horacio Coppola (Buenos Aires 1906 - 2012) ha sido uno de estos pocos que no solo ha podido ilustrar la sensación de la vida en la ciudad, sino que también ha sabido captarla en imágenes como casi nadie lo ha hecho hasta el momento.

Coppola definía la Buenos Aires de los años treinta como un paisaje escurridizo en el que había que estar atento a todo: sus personajes, sus formas y «a los objetos fortuitos en los que si uno sabe mirar encuentra mil cosas insólitas…». Esa manera de describir la ciudad se puede ver perfectamente reflejada en su forma de concebir la fotografía, originada en el interés que despertaban en su mirada los volúmenes, las perspectivas geométricas, las simetrías o las sombras que su ciudad le ofreció desde su etapa de formación autodidacta, cuando aún era un joven curioso, hasta prácticamente el momento de su muerte a los ciento seis años de edad.

`Horacio Coppola. Una exposición de fotografía de la Colección Telefónica´ es el título simplón con el que ha sido bautizada la muestra llevada a cabo en la Sala Vimcorsa, en la que se exhiben ciento ocho fotografías y cuatro videos realizados por el fotógrafo y cineasta argentino. Estructurada en seis bloques temáticos y a pesar del excesivo recargamiento de las paredes, la muestra, “da-a-ver” de manera adecuada, la mirada del que es considerado el fotógrafo argentino más influyente del siglo XX.

`Bauhaus´ es el tema en el que se engloban las obras de la primera sala; una serie de fotografías en las que el objeto, la figura humana o lo urbano, permiten al autor realizar una serie de ejercicios rigurosos muy del gusto de la Bauhaus, que transitan entre encuadres, enfoques y perspectivas, en las que sombras y estructuras geométricas ofrecen ya una visión bastante contagiada por la modernidad. Aunque el periodo de formación en la escuela europea es uno de los mayores aportes a la renovación estética de Coppola, en este conjunto de obras también hay que destacar su contacto con Europa en los años previos a entrar en la escuela de diseño, en la que apenas permaneció ocho meses, debido a su cierre. Su primer viaje al viejo continente, fue un momento clave para el desarrollo de la teoría y práctica de la denominada “nueva objetividad” en la obra del fotógrafo argentino.

Lo arquitectónico y lo urbano ocupan el resto de la exposición, ofreciendo así ese estado de permanente contemplación de la ciudad, del que el propio Coppola habló en alguna que otra ocasión a lo largo de su vida. `Puertos´ y `Nocturnos´ son los bloques que ocupan el segundo espacio, en el que ambos contextos se presentan enfrentados entre sí. Estos dos ambientes, que siempre llamaron la atención del artista, dotan a la imagen de cierto drama. Las obras encuadradas en lo nocturno generan un interesante juego de tonalidades grisáceas y negras, resultado de la acción que la luz artificial ejerce sobre el espacio. Coppola también va a buscar en estas obras toda esa serie de mensajes y eslóganes que ofrecen los carteles iluminados de bares y negocios nocturnos, lugares solitarios que en este caso desprenden sensación de soledad y melancolía. En lo referente a los puertos, se pueden apreciar esas atmósferas de neblina, características de las zonas costeras en las que se capta la perfecta unión entre lo orgánico de las masas nubosas y los esquemas geométricos de las grúas y estructuras portuarias.

Tras volver a su ciudad en 1936, en la que no pretendía establecerse de manera permanente, recibe el trabajo más importante de su trayectoria: el foto-libro `Buenos Aires, 1936´, por el cual se pretendía registrar el cuarto aniversario de la fundación de la capital argentina. En este encargo de la municipalidad de Buenos Aires, Coppola despliega todo su universo visual de avenidas, calles y espacios urbanos que conforman ese conjunto de líneas arquitectónicas enlazadas de tal manera que ofrecen una visión prácticamente abstracta la mayoría de las veces. Esta obra es considerada un aporte clave en la historia de la fotografía, a la altura de `Paris de nuit´ de Brassï; del `Stockholm´ de Andreas Feininger o de los perfiles londinenses de Bill Brandt.

Esta serie de testimonios fotográficos de la ciudad de Buenos Aires se recoge en los bloques: `Escenarios de la vida moderna´ y `La ciudad construida´. Espacios en los que los viandantes son representados como masas que fluyen por las calles y avenidas captadas por la Leica de Coppola, a pie de calle o desde las alturas, dando lugar a imágenes en las que la arquitectura juega un papel clave. Aunque de manera no tan directa, es interesante comprobar cómo la mirada de Coppola presta especial atención a la presencia del diseño en relación con el entramado urbano y la arquitectura. Carteles, luminosos y pancartas publicitarias comparten protagonismo con la figura humana en muchas de sus fotografías en las que esta serie de elementos aparecen representados como mensajes ocultos dentro de la lectura de la ciudad.

Finalmente, la última sala está dedicada al obelisco de Buenos Aires, construido en 1936 y como no, recogido por Coppola. Para captar este icono de la ciudad y su proceso de construcción, no solo recurrió al lenguaje fotográfico, sino que también empleó la cámara de video. `Así nació el obelisco´ es una pieza fílmica en la que mediante la alternancia de primeros planos y vistas más generales, se registra el proceso constructivo del monumento y su relación con la ciudad. Tanto en esta pieza como en las fotografías que la acompañan, el obelisco se presenta como un nexo entre el cielo y la tierra, rompiendo mediante su delgado trazo con la robustez de los edificios tan presentes en estas imágenes. Junto a este video, también se pueden ver en la misma pantalla `Traum´ (Berlín, 1933), `Pont des art´ (París, 1934) y `A Sunday in Hampstead heath´ (Inglaterra, 1934). Ejemplos de la escasa pero interesante trayectoria del fotógrafo en el cine, que ratifican que Coppola fue uno de los grandes impulsos del panorama artístico argentino del siglo XX.

 

[1] Tango compuesto por el músico argentino Astor Piazzolla y el poeta uruguayo-argentino Horacio Ferrer.

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PRESENTE CONTINUO - Sevilla (España) - 2015 - ISSN 2444-5231
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