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JULIA LLERENA, LA ODISEA DE ARMSTRONG
por Ismael Ábrego Publicado el 19 de Junio de 2015

JULIA LLERENA > Espacio Inter-estelar

Galería AJG - Sevilla
Hasta el 25 de junio de 2015


¿Quién no se ha sentido alguna vez sobrecogido y maravillado ante la insondable oscuridad y profundidad de la noche? Tumbarse al raso, perderse en su vastedad y hacerse determinadas preguntas, pudo haber sido el primer acto trascendente que realizara el Homo Sapiens -tal vez antes incluso- y aún hoy, sigue resultándonos algo tan perturbador como en aquel entonces. Frente a lo inmenso, nuestra pequeñez; frente a lo eterno, lo efímero. De aquí a preguntarnos quiénes somos y qué hacemos con nuestras vidas sólo existe un pequeño paso, cuestiones vitales e íntimas que en un mundo donde priman principios como el hedonismo, el utilitarismo o el consumo masivo… parece mejor no remover. 

La obra de Julia Llerena (Sevilla, 1985) se caracteriza por este mismo sentido de inmaterialidad. En su trabajo se conjugan ingredientes comunes, terrenales, a veces provenientes de su propia experiencia, para abordar un discurso poético con hondas implicaciones filosóficas como la búsqueda de la identidad, el lugar del ser humano en la naturaleza o la forma en la que procesamos la realidad. Destaca el cuidado formal en la presentación de sus obras, la sutileza y suavidad que transmiten, se asemejan a un pensamiento vagabundo de otro universo, estático e idílico, aunque siempre cruzado de un sentimiento de aflicción o nostalgia que sutilmente se deja vislumbrar. 

En “Pensamiento Inter-estelar”, Julia no tiene miedo, contempla directamente a este espacio insondable y busca la fuente de dicha melancolía. Constituye su poética en torno a la mirada indagadora, ávida de conocimiento y respuesta, con la que el ser humano ha alcanzado los confines del espacio. Se sirve para ello de antiguas enciclopedias, encontradas en el rastro madrileño, donde se presentaban los últimos avances y descubrimientos de la astronomía de aquella época, ilustraban galaxias lejanas, sistemas estelares de una magnitud inabarcable para nuestra mente, pero acotado dentro de unos parámetros, el de la ilustración y la matemática que los vuelve comprensibles. Estos mundos existen a una distancia tal que lo que vemos de ellos, es la imagen de su pasado; podrían haber desaparecido y aún no lo sabríamos, podría cambiar todo lo que sabemos de ellos de un día para otro por el avance de las teorías científicas o podríamos todos, como civilización, desaparecer que el cosmos seguiría con su movimiento. 

Esta constatación de lo endeble que es nuestro entendimiento, de lo quijotesco que es querer dominar con nuestra razón un espejismo inabarcable, queda consignado con la intervención a la que somete dicho material divulgativo. Mediante el fuego, el mismo plasma de las estrellas; actúa con él sobre la página generando una metáfora sobre el tiempo, que junto con el espacio, configura nuestra realidad. ¿Y qué nos quiere decir la artista con todo esto?, pues que es imposible aprehender el presente, que la realidad es evanescente, que se consume en su materialidad como el fuego y que todo lo que vemos ahora ya fue pasado, en el justo momento de haberlo visto; nos habla del deseo innato, tanto de nuestra especie, como de nosotros mismos como individuos, de querer alcanzar esa galaxia lejana que vemos como un futuro posible pero que a la vez es inalcanzable y huidiza.

Sin embargo, es en la historia del individuo donde se realiza físicamente ese peregrinar galáctico. Se utiliza aquí a Neil Armstrong como arquetipo del explorador que busca un sueño, como un Ulises que buscando su Ítaca se convierte en Nadie; él es también negado en su identidad mediante el fuego, queda condenado a buscarse a sí mismo en el acontecer de sus avatares. Llegamos con esto a la pieza que da título a la exposición; “Pensamiento Inter-estelar” consiste en una mesa donde Julia dispone a modo de constelación diversos fragmentos encontrados en sus deambulaciones madrileñas. La composición, dispuesta sobre un fondo negro e iluminada por un foco, verdaderamente se asemeja a una galaxia, a un rosario de estrellas, pequeñas e insignificantes, que suponen un rastro de experiencias y vivencias recogidas en el camino del viajero interurbano, entre ellas vaga errante, busca encontrarse y llegar a su destino, o a su origen, sin ser consciente de que es en el propio periplo donde el caminante se define. 

Esta exposición es la primera que Julia Llerena realiza en solitario con la galería AJG en su nuevo formato Pop-up, un concepto arriesgado que no requiere un espacio físico concreto, sino que asume que lo fundamental de su labor es la gestión y promoción de artistas.

 

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PRESENTE CONTINUO - Sevilla (España) - 2015 - ISSN 2444-5231
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