Viernes, 29 Marzo 2024
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ATÍN AYA, PONGAMOS QUE HABLO DE SEVILLA
por Ismael Ábrego Publicado el 08 de Abril de 2015

ATÍN AYA > Sobre Sevilla

Galería Cavecanem - Sevilla

Hasta el 30 de abril de 2015

 

El encuentro con la obra de Atín Aya (Sevilla, 1955 - 2007) es un viaje a la búsqueda de las esencias: a la esencia de las personas que retrata, a la esencia de una ciudad y de un paisaje, a la esencia finalmente, de la fotografía misma. Su trabajo declara por un tiempo pasado que hoy se descubre como muy especial y emotivo para sus conciudadanos; nuestras memorias personales residen dispersas en las tomas de Aya como vestigios de experiencias vitales compartidas. En sus instantáneas ha quedado congelada una Sevilla en cambio, la de la transición y la de la expo del 92. Pero más allá de las singularidades históricas, la suya es la narración de algo mucho más profundo e inmanente que se intuye través de rostros y horizontes con la luz como único hilo conductor.

Atín Aya era el tipo de hombre hecho a sí mismo, esto se refleja muy bien en su trabajo personal y en la forma que tuvo de aproximarse a él. Se licenció en Psicología en la Universidad de Granada -previamente había cursado Ciencias Sociales en Pamplona- y gracias a un compañero descubriría la fotografía, la cual le lleva a Madrid en 1981 para estudiar en Photocentro; a partir de ahí su relación con el medio no cesaría. De vuelta en Sevilla trabajó como reportero para ABC, en el prestigioso Diario 16 y para otros muchos y diversos encargos. Durante esta etapa retrataría buena parte de las personalidades más relevantes de la cultura sevillana de aquel entonces mientras que comenzaba a explorar las marismas con su motocicleta, trabajo por el que fue becado con la FotoPres de la Caixa en 1997; a partir de ahí se volcaría con su obra personal y tomaría configuración definitiva sus dos publicaciones más reconocidas y correlativas: ‘Marismas del Guadalquivir’ (2000) y ‘Sevillanos’ (2001), posteriormente se publicaría de forma póstuma la que va a cerrar la trilogía, ‘Paisanos’ (2011).

Para comprenderlo es necesario situar al hombre en el escenario social y cultural que lo envuelve y nombrar a aquellos que lo precedieron en el desempeño de su labor. Durante los años del tardofranquismo y de la transición en los ochenta, se da una dinámica de regeneración y apertura, de afirmación de valores cívicos y sociales, de una mayor profusión de discursos humanistas. En España, -dentro del marco de la fotografía directa- se continúa aún con la estela de la afamada exposición del MOMA ‘The family of Man’ (1955), cuyo discurso es acorde con los nuevos valores en boga; se uniría a la del muy próximo neorrealismo italiano, que enaltece valores y sujetos populares frente a los de la verdad oficial del régimen. Ambas corrientes influenciaron profundamente el trabajo de dos generaciones de fotógrafos españoles durante la segunda mitad del siglo XX -la anterior y la posterior a la muerte de Franco- desde el grupo AFAL, la escuela de Madrid o Barcelona a Atín Aya pasando por Cristina García Rodero, Cristóbal Hara, o Koldo Chamorro.

‘Sevillanos’ es el fruto de veinte años de trabajo constante, de observación minuciosa y pausada de un paisaje y una topografía humana, una labor propia de un germano como August Sander -otro importante referente para Aya de necesaria mención, junto con la del siempre presente Cartier Bresson y su instante decisivo-. Su obra posee un nivel técnico exquisito que permite una lectura reiterada y atenta al detalle, que se desvela poco a poco; la luz –especialmente en escenas de interior- es tratada con un cuidado y  una elegancia que es imposible pasar por alto, la comparación de ésta con la de algún maestro sevillano de la pintura es comprensible. Su aproximación humanista huye de la idealización, del populismo o el efectismo; jamás roba un retrato, aproximándose siempre con respeto y cercanía, busca su fotografía en aquel mundo ajeno al consumismo que poco a poco se iba instalando en una sociedad aún tradicional, pre-moderna e intemporal que estaba desapareciendo paulatinamente. En un afán de autenticidad persigue retratos que narren a través de su fragilidad, de su dureza, belleza o fealdad, historias de vidas en las que nos reconoceremos como comunidad; en estos rostros, muchos ajados y curtidos por el tiempo están encerrados muchos otros rostros familiares que reconoceremos propios. ‘Sevillanos’ no podría entenderse sin ‘Paisanos’ ni ‘Marismas del Guadalquivir’, abarca con ellas el ámbito geográfico del oeste andaluz: desde la capital hasta los horizontes despejados de la marisma pasando por las sierras de Huelva y Cádiz o la campiña cordobesa, consolidan la estampa de una tierra que estaba a punto de transformarse irremisiblemente. No debemos olvidar por último que para Atín Aya la forma de presentación idónea de su obra es el libro, él concebía la narratividad, la composición y la interrelación final del conjunto tan importante como la pieza única, se debe tener esto en cuenta a la hora de aproximarnos a ella.

La actual exposición comprende veintidós fotografías realizadas entre 1982 y 2000, procedentes en su mayoría de su libro ‘Sevillanos’ (Focus Abengoa, 2011). La colección proviene a su vez de una colectiva `Fin de fiesta à Seville´ realizada en el Musée International des Arts Modestes (MIAM) de Séte (Francia) en 2014, comisariada por el artista Curro González. Se exhibe en el nuevo espacio de la galería Cavecanem -situado ahora en el pasaje Francisco Molina, junto a la calle Laraña-. Esta muestra es especialmente significativa pues es la primera vez que Atín Aya expone individualmente en una galería sevillana.

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PRESENTE CONTINUO - Sevilla (España) - 2015 - ISSN 2444-5231
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