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TETE ÁLVAREZ: “NINGUNA IMAGEN ES INOCENTE, TODAS OBEDECEN A LA LÓGICA DE QUIEN LAS PROMUEVE”
por Lola Molina Publicado el 03 de Marzo de 2015

Tete Álvarez (Cádiz, 1964) mantiene un firme compromiso con la contemporaneidad.  Bien desde la creación artística, como podemos comprobar en su obra reciente, que actualmente expone bajo el título ‘Desplazamientos’ en la malagueña galería JM, bien desde el terreno del asociacionismo o el de la edición independiente. Desde Córdoba, su ciudad de adopción, tenemos el privilegio de escuchar su punto de vista crítico sobre diversas cuestiones relacionadas con nuestro mundo saturado de imágenes y otras importantes para el sector del arte contemporáneo andaluz.

Lola Molina. Eres pionero de la experimentación visual en Andalucía. ¿Cuál era el escenario artístico en que se desenvolvieron tus inicios y cuales fueron tus primeros referentes? El acceso a la obra de artistas de contextos más alejados era bastante más limitado...

Tete Álvarez. Yo empecé todavía en el analógico. A finales de los ochenta las herramientas eran el laboratorio casero de blanco y negro, los tomavistas de Super 8 y las primeras cámaras de video en formato doméstico. El acceso a sistemas de producción profesionales no era aún demasiado asequible. La Filmoteca de Andalucía, recién inaugurada, puso a disposición un plató, una cámara de tubos y una sala de edición A/B roll  en U-Matic pero la experiencia duró poco. Ya a partir de los noventa se produce la democratización de los medios y poco a poco pudimos tener acceso a una tecnología que hasta ese momento estaba vedada. Aquí habría que aclarar que yo arribo al terreno del arte contemporáneo desde el campo de la imagen y el sonido, no cursé estudios de Bellas Artes y antes los compartimentos eran muy estancos, máxime aquí en Andalucía. En este sentido, costó algo más de tiempo poder acceder a la institución arte y llegar a ser considerado un artista por igual pero era un camino que en otros lugares ya había sido recorrido mucho antes. En cuanto a los referentes que manejaba eran los de artistas que por esa época ya utilizaban lo que se vino en llamar nuevos medios. En España, Muntadas y Francesc Torres y fuera, artistas como Gary Hill, Dan Graham y Jeff Wall además del primer Bill Viola. Visitar su exposición del 93 en el Reina fue para mí una experiencia determinante. Si a eso le sumamos que tuve la oportunidad de conocerlo personalmente en una visita que por esa época realizó a Córdoba… Te puedes imaginar… un artista imberbe, con el primer catálogo debajo del brazo y delante de una de las vacas sagradas del videoarte. Aún guardo orgulloso una foto con la celebrity y un dibujito muy gracioso que me hizo con una flor que sale de una TV y una frase que ponía “Keep growing!” (¡Sigue creciendo!)

L.M. Ya en 1993 cuestionabas con tu exposición ‘Pausa y Tono’ la función social y comunicativa de la televisión. Más de veinte años después, ¿ha logrado o está logrando Internet esa función, tras haberse instalado de forma tan apabullante en nuestras vidas? ¿Qué influencia tuvo la llegada de Internet y en particular de la web 2.0 sobre tu obra?

T.A. En ‘Pausa y Tono’ planteaba la paradoja de la incomunicación como consecuencia de la inflación de mensajes reproducidos a través de los mass media. Pero no encuentro mucha diferencia entre lo que hacía entonces, apuntar con la cámara a una pantalla de TV, y lo que hago ahora, que es captar las imágenes y los sonidos que se producen en la red. Me interesa cuestionar cómo los medios construyen la realidad y ahí las imágenes cobran un valor estratégico. La omnipresencia, la omnipotencia de las imágenes es un fenómeno determinante en nuestra época. Ante este clima de saturación icónica se hace necesaria, ahora más que nunca, una conciencia ecológica que nos induzca a reutilizar todo el magma de imágenes para volverlas a resignificar desde otros nuevos sentidos. Pero insisto, no encuentro apenas diferencia metodológica entre lo que hacía, por ejemplo, Richard Prince y lo que actualmente denominamos postfotografía; las estrategias, si te fijas, son las mismas. Bien es cierto que con la irrupción de Internet y de las tecnologías móviles la producción de imágenes se ha multiplicado hasta el infinito y eso, para quienes nos alimentamos de ellas, resulta un caudal inagotable y una fuente única de material listo para utilizar. Por otra parte, cuando a principios de 2000 comienza a generalizarse el acceso a Internet empiezo a utilizar el medio para elaborar obras expresas para la red, los e_works. En aquél momento me interesó explorar un soporte inmaterial que se presentaba como un espacio de igualdad y como una potente herramienta de distribución no mediada de la producción.

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* Fragmento de `Ensayo para una multitud´

L.M. ¿De qué modo se concreta la temática de las series que vemos en esta exposición? ¿Hay un propósito de resignificación de las imágenes previo al proceso de rastreo o sucede a la inversa?

T.A. Aquí habría que decir, y que me perdone Don Pablo, aquello de que “yo no encuentro, yo busco”. Bromas aparte, en todo caso las coordenadas de búsqueda están determinadas de antemano aunque llega un momento en el que el encuentro puede suceder de forma fortuita. Precisamente, sobre la propia experiencia de la búsqueda de imágenes y el sentido o sinsentido de éstas versa una de las obras de la planta baja. Se trataba de hilvanar imágenes hasta entonces inconexas y ahora enhebradas por el algoritmo de un robot de búsqueda. Y es que, en general, en la exposición de JM el trabajo fundamental ha sido el acopio de material, varios discos duros en un par de años repletos de fotografías y vídeos extraídos de la red. A partir de ahí, bastó aplicar algunos procesos sistemáticos: superponer imágenes idénticas de espacios públicos tomadas en contextos diferentes, clasificar fotografías de grupo en función del número de personas que figuran, ampliar el mobiliario que aparece en las fotografías de encuentros y reuniones bilaterales, empalmar secuencias de vídeos grabados por turistas en autobuses panorámicos de diferentes ciudades…

L.M. Las nuevas generaciones están creciendo en un mundo sobresaturado de imágenes cuyos mensajes múltiples y contradictorios confunden al individuo. Además, los medios usan este arsenal con intereses de diversa índole. ¿Qué se podría hacer para que las personas adquirieran capacidad crítica con la que filtrar ese torrente de información visual que reciben cada día?

T.A. La hipersaturación no afecta sólo a los más jóvenes, si bien es cierto que ellos empiezan a comunicarse más desde lo visual que desde lo textual. Snapchat es paradigmática en ese sentido, una aplicación de mensajes de imágenes y vídeos que se autodestruyen segundos después de haberlos leído. A la inmediatez e instantaneidad de la que hablaba Virilio habría que sumarle ahora la fugacidad de este perpetuo presente. No hay tiempo para consumir las imágenes porque éstas son sepultadas de inmediato por otra montaña de imágenes. No se permite un segundo para el análisis crítico de las imágenes porque podríamos reparar en desvelar los mecanismos que las sustentan. ¿Qué se puede hacer? Ante todo, como decía Farocki, desconfiar de las imágenes. Leer entre ellas, conocer cómo se construyen, tratar de esclarecer la ideología que subyace detrás de cada una, cuestionar su estatuto de neutralidad, tener presente que no hay imágenes inocuas, que ninguna imagen es inocente, que todas obedecen a la lógica de quien las promueve.

L.M. Hace unos días visitaste el conjunto arqueológico de Medinat al-Zahra (Córdoba) a fin de localizar espacios para instalar los mosaicos de `Estratigrafía’. ¿Nos podrías hablar de este proyecto? ¿No crees que la puesta en valor del patrimonio histórico y arqueológico a través del arte contemporáneo es una vía aún poco explotada y que en una comunidad de tan rico pasado, como es Andalucía, podría dar muy buenos resultados?

T.A. Resulta increíble que en Andalucía, con el legado histórico que contamos, apenas existan experiencias que vinculen el arte contemporáneo y el patrimonio. Hace años escuché en una reunión a un secretario general de políticas culturales anunciar algo sobre intervenciones artísticas en el conjunto de Baelo Claudia pero, como buena palabra de político, nunca se llegó a concretar nada. Las escasas acciones que se han llevado a cabo en este terreno han sido siempre muy gratificantes. Inolvidable Soledad Sevilla en el ‘Proyecto Plus Ultra’ cuando restituye, mediante proyecciones sobre las ruinas, el patio del castillo de Vélez-Blanco que se conserva en el Metropolitan. Y, en sentido contrario, también inolvidable cuando a James Lee Byars se le denegó el permiso para montar su esfera en el Palacio de Carlos V. Como actividad continuada en el tiempo sólo recuerdo el ciclo de exposiciones que desde 2005 se llevan a cabo en la Villa Romana de El Ruedo. Por allí han pasado artistas como Jacobo Castellano, Jesús Palomino, Fernando Baena, Almalé Bondía,… estableciendo unos diálogos muy acertados con el conjunto arqueológico de Almedinilla (Córdoba). Precisamente en una de esas intervenciones es donde mostré ‘Estratigrafía’, la obra que queremos llevar a Medina Azahara. Se trata de un mosaico con la imagen de una ciudad contemporánea que estaría semienterrado en el yacimiento de la ciudad califal y que nos habla tanto de la experiencia del tiempo como del devenir de la historia. El plano cenital de la ciudad de Washington impreso en teselas se nos presenta aquí como una arqueología del futuro y nos recuerda las palabras de Marc Augé en `El tiempo en ruinas´, cuando afirmaba que contemplar la ruina no es hacer un viaje en la historia sino vivir la experiencia del tiempo. En este sentido la pieza funciona como dialéctica entre dos tiempos; el de la ciudad arqueológica y el de la ciudad contemporánea, aquella que también desaparecerá víctima del inexorable paso del tiempo.


* Dos imágenes de la serie `Apropiaciones´

L.M. Desde el año 2012 representas a Andalucía en el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) y desde 2011 formas parte de la directiva de la Unión de Artistas Visuales de Andalucía (uavA). ¿Qué cuestiones adquieren mayor relevancia hoy en día en el contexto andaluz? ¿Cuáles son las reivindicaciones actuales del sector, qué acciones se emprenden al respecto y qué resultados se observan?

T.A. Nuestra principal labor es canalizar las propuestas del sector y servirle de representación en la comunidad andaluza, un territorio muy desestructurado en el que la crisis no ha hecho sino evidenciar las múltiples carencias que arrastramos desde el principio de los tiempos. Trabajamos fundamentalmente por la implantación de las buenas prácticas y la defensa de los intereses profesionales. Mostramos nuestra voluntad de incidir en las políticas culturales y reclamamos nuestra capacidad de interlocución con las instituciones para favorecer la racionalidad y la transparencia en la gestión de los recursos. Nos preocupa la escasa consideración social del arte contemporáneo así como la falta de políticas de apoyo al sector. Una comunidad como la andaluza, que hace bandera de su legado cultural, debería prestar más atención al arte que se realiza en este momento y a la comunidad que lo hace posible. Y es que hemos llegado a una situación que bien podríamos calificar de crítica. Baste como ejemplo del cierre de galerías, el desmantelamiento de los programas de apoyo o la ausencia casi total de coleccionismo tanto privado como institucional. El lado positivo de la crisis es que, al mismo tiempo que el sistema se desmorona, desde la horizontalidad van surgiendo numerosas iniciativas que, desde lo colectivo y lejos de los designios institucionales, empiezan a dotar a nuestra comunidad de un tejido que resultaba absolutamente necesario.

L.M. El Espacio de Creación Contemporánea de Córdoba (antes conocido como C4) era la gran apuesta de las políticas culturales andaluzas de los últimos tiempos y la gran esperanza, tras muchos años de peticiones de un espacio dedicado al arte contemporáneo en la ciudad. Sin embargo, asistimos a una sucesión de despropósitos, opacidad y mala praxis que hacen tambalearse lo que fue el proyecto original y unen a las voces más dispares del sector. Actualmente tenemos un edificio magnífico, que recibe premios internacionales de arquitectura, y una extraña convocatoria que acaba de ser declarada desierta. ¿Hay lugar para el optimismo?

T.A. En las actuales circunstancias no creo que haya lugar para albergar un mínimo de esperanza. Mientras el proyecto continúe estando en manos de políticos, en lugar de especialistas y profesionales, seguiremos asistiendo a este cúmulo de despropósitos que ya es motivo de sorna en todo el país. En la raíz del problema, la falta de rumbo de las políticas culturales y la soberbia de una administración que prefiere plegarse al dirigismo político antes que atender las demandas y necesidades del sector del arte en Andalucía. Creo que en estos años han demostrado sobradamente su incapacidad para sacar adelante este proyecto. Lamento el pesimismo porque la idea de un centro de producción, exhibición e investigación nos sigue pareciendo muy interesante, pero comprenderás que aquí, en Córdoba, estamos muy quemados con este asunto. ¿Tan difícil es hacer las cosas bien? Dar naturaleza jurídica al centro mediante un decreto de creación. Elaborar unos estatutos, constituir un patronato o consejo rector y que sea éste quien se encargue de establecer las bases de la convocatoria y la posterior resolución del concurso de dirección. En paralelo, dotarlo de personal y equipamiento y asegurar un presupuesto de funcionamiento. Pero claro, esto significaría salvaguardar en gran medida la independencia y profesionalidad del centro y parece que aquí se apuesta por un modelo más próximo al dirigismo y en el que resulta natural que el consejero de turno venga y adelante el título del curso de cocina que pretenden impartir, aún sin ni siquiera haber sacado a concurso la plaza de director.

L.M. Quizá la esperanza esté, ahora más que nunca, en las iniciativas independientes, como Ars Operandi, revista digital centrada en la información, la crítica y el debate en torno a las prácticas artísticas que se producen en el contexto de Córdoba, que coeditas desde 2008 y que cuenta con la participación de una serie de colaboradores de prestigio en el sector ¿Qué balance haces de estos siete años y qué objetivos marcáis en vuestro camino al décimo aniversario?

T.A. Las iniciativas independientes son las que verdaderamente crean tejido cultural y vuestra plataforma es uno de los ejemplos. Aquí en Córdoba, afortunadamente,  han surgido en los últimos años experiencias como CoMbo, BlowUp, El Arsenal o Ars Operandi. Un entramado que no podría proponerse desde la verticalidad y que atiende a las necesidades reales de la comunidad artística. En nuestro caso, la necesidad era disponer un espacio de información, crítica y debate sobre lo que acontece en nuestro entorno más cercano. La crítica de arte había desaparecido de los periódicos locales y la información generalista no cubría el mínimo exigible. La intención era visibilizar la escena local contemporánea además de ir generando un archivo de textos críticos, noticias, imágenes y contenidos audiovisuales que pudiera documentar la creación artística del momento. Se trata de un proyecto sin ánimo de lucro que se sostiene gracias a la fidelidad de nuestros lectores y al trabajo desinteresado de nuestros colaboradores. Creo que en estos siete años nos hemos convertido en un referente ineludible para conocer de primera mano el arte contemporáneo que se produce en la ciudad y el objetivo para el décimo aniversario sería poder llegar a cumplirlo. Mantener activo un medio de estas características requiere bastante dedicación y a veces resulta difícil atender debidamente todos los frentes abiertos.


* Algunas imágenes de `Atrezzo´ (izquierda) y `Buscando sentido´, proyección de 80 diapositivas (derecha).

PRESENTE CONTINUO - Sevilla (España) - 2015 - ISSN 2444-5231
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