Aunque desde el inicio de su carrera en los setenta se centró en el grabado, en los ochenta retoma la pintura con una clara inclinación hacia la figuración expresionista. Sin comulgar con ningún grupo o movimiento en particular y aferrado al oficio según la antigua usanza, su obra se mantiene fiel al concepto naturalista utilizando una serie de iconos recurrentes, de entre los que destacan sus grandes barcas. Realiza su primera retrospectiva en el año 2005, en Sevilla.